Capítulo 10
Al regresar a casa. Oliver encontró el desordenado lugar repleto de peluches y juguetes. Thiago estaba en el sofá a punto de quedarse dormido.
— ¿Todo bien? — preguntó el escritor. — ¿Dónde está Evelyn?
— Por fin... se quedó... dormida... — balbuceaba el otro.
— Qué bien...
— ¿Qué te dijo la bruja? — indagó intentando ponerse de pie.
— No le creí ni una sola palabra...
— ¿Al menos vamos a recuperar nuestros cuerpos?
— Parece que sí, pero antes debemos encontrar a Renata. Así que no depende de nosotros. Me temo que tendremos que esperar.
— ¡¿Esperar más?!
— ¿Qué tal las cosas con la niña?
— ¡Terrible! Ahora tuve cinco minutos de tranquilidad, pero cuando tienes un hijo, se te termina la vida.
— ¿Tan mal estuvo?
— Peor que eso. Lloraba, le daba el biberón y se hacía popó. Lloraba, le daba el biberón y se hacía popó. Lloraba, le daba el biberón y se hacía popó. Y así toda la tarde.
— Parece que papá Thiago no tuvo un buen día...
— ¡No me digas así! Yo no soy su padre.
— Y yo tampoco.
— Ni tú, ni yo. Estaba pensando que deberíamos poner a la bebé en una cesta y dejarla en la puerta de un convento.
— ¡¿Cómo crees que vamos a hacer eso?!
En ese momento. El timbre sonó y Thiago abrió la puerta. Ante ellos apareció una mujer mayor vestida de negro y con una carpeta en sus manos.
— Buenas noches, soy una inspectora de Servicios Sociales. Recibimos una denuncia de que una bebé se encuentra de forma irregular en esta casa. De ser cierto, me la llevaré a un Centro de Menores.
— Eh... Pase adelante... — indicó el DJ un tanto nervioso. — Disculpe el desorden...
— ¿Dónde está la bebé?
— Durmiendo. En el piso de arriba.
— ¿Alguno de ustedes es el padre de la niña?
— Eh... Esto es un poco complicado...
— Estamos hablando de una menor. Las cosas deben estar claras. Necesito ver el acta de nacimiento de la niña.
— Eh... ¡Qué buen tiempo hay!
— ¡Eso es cierto! — continuaba Oliver.
— Sí, 26º y pocas probabilidades de lluvia... — dijo la mujer sin moverse. — Explíquenme qué está pasando aquí...
— ¡Nos acaban de asaltar! — dijo el castaño.
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¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...