Capítulo 20
Todas las miradas se centraban en una persona: En Thiago.
El DJ tenía en sus manos una decisión que en condiciones normales no tendría importancia alguna para él.
Pero no, esto era distinto.
No solo se trataba de si Abigail se mudaría con Ramiro o no.
Era mucho más profundo que eso.
Tenía la oportunidad de herir el ego de su padre, pues sabía lo afectado que se veía cada vez que una venta no se concretaba. Algo que en su propio cuerpo no podría hacer nunca.
— A mí me parece apresurado, Abigail... — dijo el pelirrojo. — Mi respuesta es no...
Pero entonces, el ojiverde pudo echar un vistazo a través de la puerta entreabierta a una de las vendedoras que se encontraba reunida con unos clientes en el loft de al lado.
— ¡RENATA! — exclamó ante la mirada confusa del resto.
El chico comenzó a correr, Abigail fue tras él y Ramiro la siguió a ella después de ofrecerle disculpas a Octavio.
Thiago recorrió cada lugar del loft de al lado, pero como era de esperarse, no encontró ni a Renata, ni a los clientes.
Él no estaba alucinando, había visto a Renata. Estaba seguro. Era ella, con su cabello negro y vestida como una vendedora de la constructora. Quizás un poco más delgada a como la había visto la última vez, pero era ella.
¿Renata trabajaba para la constructora de su padre?
— ¡Oliver! — exclamó Abigail. — ¿Se puede saber qué te pasa?
— ¡Vi a Renata! — dijo el otro. — ¡Estaba aquí!
— Oliver, tienes que superarlo. Es cierto que Renata se quedó con tu lapicero, pero eso ocurrió hace años.
Thiago regresó al otro loft con la intención de hablar con la otra vendedora, pero cuando Abigail iba a seguirlo nuevamente, Ramiro la sujetó por el brazo.
— Abigail, te exijo una explicación.
— Ramiro, no es el momento.
— ¿Que no es el momento? — cuestionó. — Tu amiguito y tú me dejaron en ridículo frente al señor Octavio.
— Oliver no te dejó en ridículo, solo dio su opinión.
— ¿Por qué te importa tanto la opinión de ese lunático?
El rostro de la chica se tensó por completo.
— Porque ese lunático, como tú le llamas, es mi mejor amigo... — aclaró. — Tenemos una amistad muy profunda que alguien como tú jamás entendería.
— Está bien, Oliver tiene su opinión... — afirmó. — Pero, ¿cuál es la tuya?
— Yo estoy de acuerdo con él, también pienso que es muy apresurado... — sentenció. — Y si me quieres como tú dices, lo entenderás...
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¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...