Capítulo 38
Oliver devoraba su hamburguesa como si nada hubiera pasado.
Thiago estaba desconcertado, por primera vez le decía "Te amo" a alguien y no obtenía respuesta alguna.
— Entonces... — rompió el silencio. — ¿No me vas a decir nada?
— ¿De qué? — bebió un poco de gaseosa.
— De lo que te acabo de decir, Oliver... — recordaba. — Te juro que estoy siendo totalmente sincero. Esto me sorprende tanto como a ti porque no esperaba que me pasara esto, pero me pasó. Oliver, tú cambiaste mi manera de ver las cosas...
El escritor comenzó a absorber lo que quedaba en su vaso, haciendo un ruido desagradable.
— ¡Oliver, escúchame! — golpeó la mesa con sus puños. — ¡Estoy hablando contigo! — insistía. — ¡Me descontrolaste la vida! ¡Me desconciertas! ¡Por ti soy otra persona!
Pero el pelirrojo lo ignoró por completo, colocándose de pie y saliendo del lugar.
El DJ, por su parte, fue tras él. Al salir, no había ni rastro del chico, pero pronto lo observó caminando hacia la nada. El ojigris subió a su deportivo rojo para seguirlo, logrando bloquearle el paso.
— ¡Estás demente! — exclamó el ojiverde. — ¡Casi me matas!
— Tú decides, te subes o te atropello, pero no quiero ir a un funeral en este momento, así que lo mejor que puedes hacer es subir.
Oliver volvió a ignorarlo y pretendía seguir como si nada, a lo que Thiago presionó el acelerador de manera sutil, dándole un leve golpe.
— ¡¿Qué demonios te sucede?!
— ¡Eso es lo que te pregunto yo! — gruñó el castaño bajándose del auto. — ¡¿Qué demonios te sucede a ti?! ¡Acabo de confesarte mis sentimientos y decides irte sin decir una sola palabra!
— ¡Esa no es una razón para que intentes atropellarme!
— Me costó demasiado llegar hasta aquí, Oliver... — lo tomó de sus muñecas con la respiración agitada. — Me costó demasiado entender y aceptar que me estaban pasando cosas contigo, pero me costó mucho más entender que esas cosas eran amor... — hizo una pausa. — Sí, lo dije; amor... — resaltó. — ¿Sabes algo? Yo no sé decir 'Te amo'; nunca aprendí a decir eso, pero... Te amo, Oliver... — tragó saliva. — Y nunca se lo había dicho a nadie antes...
— ¿Y tienes que decírmelo a mí justamente? — inquirió. — Tú no me amas, Thiago... — desmintió. — Tú no amas a nadie, porque eres incapaz de amar a alguien.
Entonces, el DJ detuvo todas esas acusaciones besando sus labios con desenfrenada desesperación.
— ¡¿Qué demonios te pasa?! — se separó el pelirrojo.
— ¡Dime que no sentiste nada con ese beso! — retó el ojigris.
— ¡No! — cabeceaba en negación. — ¡No sentí nada con ese beso, cavernícola! — insistió. — ¿Eso era lo que querías escuchar?
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¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...