Capítulo 18
Caía la medianoche cuando Thiago intentaba observar desde la ventana hacia su casa si sus amigos se habían ido.
De pronto, escuchó algunos ruidos que provenían del jardín trasero, específicamente de la casa del árbol. Así que subió y encontró a Oliver sollozando en silencio.
— ¿Tan mal ha ido todo?
— Vete, Thiago... — suplicó el escritor. — Ya se han burlado de mí lo suficiente esta noche...
— No quiero burlarme de ti, Oliver. Todo lo contrario... — aseguró. — Solo quería preguntarte cómo había terminado todo, pero por tu cara supongo que descubriste muchas cosas que no te resultaron agradables...
— Por supuesto que no es agradable ver a tu novio burlarse de ti toda la noche. Así que déjame en paz, Thiago.
— Cuando escuché ruidos en el jardín, pensé que podías necesitar ayu...
— Nada, no pensaste nada — demandó el otro. — Tú no piensas, Thiago. Deja de entrometerte en mi vida y fingir que somos los mejores amigos, porque si lo olvidaste, nosotros nunca nos hemos soportamos.
— Sé que tú y yo no estamos ni cerca de ser los mejores amigos, pero siento mucho por lo que estés pasando. No me puedo imaginar lo que...
— No, tampoco te lo puedes imaginar... — volvió a interrumpir. — Así que no digas nada...
— Está bien, entonces me quedaré aquí, sin decir una sola palabra.
Fiel a su promesa, el DJ se sentó a su lado en completo silencio. Silencio que se mantuvo por unos minutos.
— Thiago, ¿por qué no me dijiste nada? — preguntó Oliver.
— Intenté hacerlo hoy mismo cuando supe que Sergio era tu novio, pero no me ibas a creer.
— Pudiste haberlo intentado.
— Era inútil. Además, sabía que tarde o temprano todo iba a caer por su propio peso, pero no imaginé que sería tan pronto.
— Nunca me había sentido tan pisoteado como en esta noche, ni siquiera en mis peores momentos en la secundaria.
— Oliver, ¿sabes por qué vivo prácticamente en el gimnasio y me la paso tomando esas merengadas de proteínas que tanto criticas?
— Sí, porque eres un metrosexual vanidoso y superficial.
— Te equivocas... — cabeceó. — Porque fui gordo en una época de mi vida...
El escritor frunció el ceño.
— ¿Qué?
— ¿Recuerdas que me ausenté durante dos años de la escuela y regresé justo al iniciar la secundaria?
— Claro, fueron los mejores dos años de mi vida.
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¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...