Capítulo 51 (Penúltimo)
Al día siguiente. Thiago tocaba con desesperación la puerta de la mansión de Carolina, no descansó hasta que una de las empleadas le abriera.
— ¡Thiago! — exclamó la castaña bajando las escaleras. — ¡Qué bueno que estés aquí!
La chica intentó darle un abrazo, pero el DJ le dio un leve empujón para apartarla de él.
— ¿Por qué me citaste ayer en el muelle? — preguntó con el rostro tenso.
— Porque me sentía mal por el divorcio de mis padres... — recordaba. — Quería hablar contigo y verte...
— ¡Mentira!
— ¿Por qué no me crees?
— Por si lo olvidas, tu papá y el mío son socios... — aclaró. — Él lo llamó ayer y le dijo que estaba muy feliz... ¡En un crucero con tu mamá para celebrar su aniversario!
— Es cierto... — admitió cabizbaja. — Fue una excusa para estar contigo...
— Lo peor de todo es que Oliver estaba justo ahí y nos vio... — susurró entre dientes. — La única persona que sabía que íbamos a estar en el muelle eras tú...
— ¿De qué me estás acusando?
— ¡Es obvio que se lo dijiste, Carolina!
— Yo ni siquiera tengo su teléfono...
— ¡No mientas! Tú lo planeaste todo... — arqueó una ceja. — Por eso me pediste un último beso, para que Oliver nos viera...
— ¡Eso no es cierto! Lo único que quería era que nos despidiéramos...
— Explícame qué hacía Oliver ahí, en ese preciso momento... — demandó. — Alguien tuvo que decirle...
— No lo sé... — alzó sus hombros. — Quizás te siguió...
— Oliver no tiene auto... — indicó. — Así que alguien lo llamó y le dijo que nosotros estábamos ahí... — hizo una pausa. — Y si no fuiste tú, es porque tuviste un cómplice en todo esto...
— Yo solo quería despedirme de ti, no me parece justo que vengas a reclamarme de esta manera...
— Me das lástima, Carolina... — dijo con decepción. — ¿Sabes por qué existen esos chicos que van por ahí jugando con los sentimientos de las personas que los quieren? Porque hay chicas inseguras, como tú, que no se valoran a sí mismas y les permiten a esos chicos hacer lo que quieran con ellas...
Los ojos de la castaña se humedecieron.
— ¡Cállate! — derramó una lágrima. — ¡No tienes derecho a tratarme de esta manera!
El DJ se acercó hacia la salida.
— A pesar de que arruinaste mi felicidad con Oliver, no te deseo mal... — alegó con sinceridad. — Espero que seas capaz de encontrar a alguien que te quiera y te soporte tanto como lo hice yo... — sonrió de medio lado. — Aunque, créeme que de esos, ya no hay...
ESTÁS LEYENDO
¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...