Tan... Tan... Tan... ❤️

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Capítulo 30


Horas después. Abigail esperaba con mucho malhumor a Ramiro, quien la había citado en su oficina.


— Ah, ya estás aquí... — dijo el pelinegro de manera desinteresada al entrar.


— Dime lo que tengas que decirme, cuanto menos tiempo pase entre estas paredes, mejor.


— Supongo que ya tu amiguito raro te lo dijo...


— ¿Decirme qué?


— Que vuelves a tu programa...


— ¡¿Qué?! — exclamó en sorpresa.


— Esto se debe a que no pasaste la prueba con tu nuevo programa y los números de audiencia del domingo en la mañana se desplomaron.


En ese momento, Miguel también entró a la oficina.


— ¡Abigail!


— Señor Miguel, qué gusto verlo.


— ¿Ya Ramiro te dio la buena noticia?


— Estaba en ello...


— Verás, no podemos seguir manteniendo a Sandy en tu programa y los oyentes no han dejado de llamar exigiendo tu regreso.


La rubia arqueó una ceja.


— ¿De verdad?


— Así es, pero hay algo más que Ramiro debía decirte... — miró a su hijo. — ¿No es cierto?


El pelinegro tomó aire.


— No supe separar el trabajo de lo personal y me dejé llevar por mi furia. Fue una actitud inmadura de mi parte y te pido perdón... — rechinó sus dientes. — ¿Podrías regresar al programa?


— No... — dijo la presentadora.


— ¡¿Cómo?! — exclamó Ramiro confundido.


Sí, Abigail tenía a su ex comiendo de su mano y debía aprovechar esa oportunidad, pues sabía que con su padre frente a él, éste le cumpliría todos sus deseos.


Así que al mejor estilo de Meryl Streep, hizo que una lagrima se deslizara por su mejilla.


— En los dos años que llevo trabajando en esta emisora, jamás me habían tratado de esta manera tan irrespetuosa.


Miguel dio un leve pellizco a su hijo.


— ¿Hay alguna manera de compensar ese daño? — preguntó su ex.


— No lo creo... — hizo una pausa. — Aunque...


— ¿Qué?


— Hay algo que sí me ayudaría a olvidar este incidente...


— ¡Al punto, Abigail! — demandó el chico.


— Ramiro... — reprochó su padre.


— Mi programa es el más escuchado, por lo que considero que debido a los ingresos que genera en publicidad, mi trabajo no es valorado como se debería.


¡ESTE NO SOY YO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora