Una mentira que era cierta... 🐷

82 21 2
                                    

Capítulo 49


— ¡Que alguien saque a ese simplón del escenario! — demandaba Gonzalo.


— Es demasiado tarde, Gonzalo... — sonreía Raiza a su lado. — Ya Thiago obtuvo el reconocimiento de todos...


— ¡Eres una basura, Raiza! — atacó el otro. — ¡Después de esto, voy a convertir a tu hijito en polvo!


— Acéptalo, Gonzalo... — le sugirió. — Y prepárate, porque lo que te viene es muy fuerte...


— Nos viene, Raiza... — corrigió. — Te recuerdo que tú vives de mi compañía...


— Al contrario, Gonzalo. Acabo de salvar a la compañía de una demanda por incumplimiento de contrato. Deberías darme las gracias.


Un emocionado Thiago se retiraba del escenario con emoción y quiso abrazar a su madre en agradecimiento, pero Gonzalo se interpuso.


— ¡Vas a tener solo estos dos minutos de fama! — advirtió el hombre. — ¡Tú no tienes la fuerza suficiente para ser un gran DJ!


— Pues, las miles de personas que están aclamándome allí afuera no opinan igual que tú, Gonzalo... — sonrió el chico de medio lado. — Además, en el mundo de la música no siempre triunfa el más talentoso, sino el más astuto...


— ¡Tú no eres nadie, Thiago! — gruñó entre dientes. — ¡Me voy a encargar personalmente de que ninguna otra compañía musical te contrate!


De pronto, unos intensos abucheos por parte del público interrumpieron aquella discusión.


— ¿Qué le pasa a la gente? — preguntó Gonzalo confundido.


— Saluda a la cámara escondida, Gonzalo... — dijo Kike en un rincón junto al dispositivo que lo estuvo grabando todo el tiempo. — Estás en las pantallas gigantes...


Incrédulo, el productor echó un vistazo; confirmando que era la imagen principal en el escenario.


Gonzalo había quedado expuesto ante los ojos de miles de personas.


— ¡Apaga eso ahora mismo, Kike! — ordenó el hombre. — ¡Exijo una reunión urgente con todo el personal!


El público comenzó a desalojar con indignación el descampado debido a la actitud del organizador. Abandonado el festival antes de finalizar.


En la estación. Renata continuaba persiguiendo al cerdo por los pasillos, mientras Oliver y Abigail conversaban encerrados en el estudio.


— ¡¿Estás loco?! — protestó la rubia. — ¡¿Cómo le vas a decir a Gabriel eso?!


— Es la única oportunidad que tenemos para salir vivos de aquí... — reiteró el otro. — Ahora debemos mantener a Renata distraída mientras Gabriel le entrega la pizza y el mensaje a Thiago...


— ¿Y qué planeas hacer?


— Tú solo sígueme la corriente...


¡ESTE NO SOY YO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora