Capítulo 35
Raiza negó con la cabeza.
— Como sea... — siguió su camino. — Willy, dile a Gonzalo que voy a estar en mi oficina, a menos que sea para discutir...
— Como usted diga, señora Raiza.
— ¿Ella es así siempre? — preguntó Oliver.
— No, a veces es peor... — bromeó el asistente. — Son algunas ventajas que tiene ser la pareja del jefe...
— Hablando de él, ¿dónde está? — indagó el DJ. — ¿No se supone que ellos deberían llegar juntos?
— A veces llegan separados, aquí entre nosotros... — bajó la voz. — La señora Raiza es un tanto aficionada a la bebida...
Oliver le echó un vistazo a Thiago.
— Fíjate, tú y ella tienen algo en común.
— En cualquier caso... — dijo el rubio. — El futuro de DJ~T está en manos de una sola persona...
— Eso suena a que estamos en manos de un verdugo... — sonrió el ojiverde con nerviosismo.
— Ni tanto... — dijo el otro.
En ese preciso momento, apareció ante ellos, el hombre encargado de cambiar el destino de Thiago.
— Chicos... — anunció Willy. — Quiero presentarles al dueño de Venturini Records, Gonzalo Venturini.
— Eh... Mumu... — tartamudeaba el pelirrojo extendiendo su mano. — Mucho gusto, señor...
El mayor saludo a ambos chicos y los condujo a su oficina.
— Dime, DJ~T... — comentó el rapado. — ¿Alguna vez has grabado?
— Eh... No... Solo he grabado en el estudio de mi casa... — dijo Oliver mirando atentamente a Thiago. — Si usted necesita una pista, traje alguna de ellas...
— No... — indicó Gonzalo. — Ahí tienes una consola... — señaló hacia el fondo. — Quiero que nos hagas una demostración en vivo...
Los chicos se miraron con terror.
— Si me permite... — infirió Thiago. — Me gustaría hablar un momento a solas con mi representado...
— Por supuesto, pero no tarden mucho. Mi tiempo vale oro.
Los otros dos salieron de la oficina hacia el baño.
— ¿Me puedes explicar qué haremos ahora? — preguntó el escritor alterado. — ¡Yo no sé tocar!
— Tranquilo, tengo todo planeado.
El ojigris arqueó una ceja.
En la oficina esperaban Gonzalo, Raiza y Willy cuando de pronto apareció ante ellos un chico de suéter negro y capucha con su rostro cubierto por una máscara de calavera en dorado.
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¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...