El día que Renata no fue al Jardín de niños 👧🏻

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Capítulo 46


Oliver soltó una carcajada.


— Estás bromeando, ¿no?


— Para nada... — comentó Eleonor a sus espaldas. — Lo dice muy en serio...


— Este sujeto está confundido, mamá... — lo miró fijamente. — Thiago, te quiero fuera de mi casa...


— Oliver, vine a conversar con tu madre, no contigo...


— ¡Que te largues de mi casa! — exigió.


— Oliver, deja que Thiago diga lo que vino a decir... — demandó la mayor.


— Señora Eleonor, estoy aquí porque tengo toda la buena intención de estar con su hijo... — aseguró el ojigris. — Sé que tengo una pésima fama que me precede, pero estoy haciendo todo lo posible para cambiarla; agradarle a usted, a Oliver y convertirme en un novio ideal para él...


— Qué lástima, no siento lo mismo que tú... — arremetió el de rizos. — Deja la tontería...


— No es ninguna tontería, eso es lo que quiero; ser tu novio... — afirmaba. — Y sí, parece cursi o muy anticuado que venga a pedirle a tu madre que me dé su aprobación, pero eso es lo que quiero, Oliver... — tragó saliva. — Contigo, lo quiero todo. Los besos, las caricias, la compañía y hasta las peleas. Lo quiero todo...


El escritor dejó escapar otra carcajada.


— ¡Debes estar bajo los efectos de las drogas!


— ¡Oliver! — gruñó Eleonor. — Escucha a Thiago, está demostrando que te quiere de verdad...


— ¡Yo no quiero que demuestre nada! ¡Solo quiero que este sujeto se largue de mi casa!


— No, hasta que me des una respuesta... — indicó el DJ.


— ¡Si tú no te vas, me voy yo! — advirtió. — ¡Estoy harto de ti, Thiago!


El pelirrojo dio media vuelta y escapó lo más rápido que pudo hacia la parte trasera de la casa.


— ¡Oliver! — exclamó su madre antes de ir tras él. — ¡Oliver!


Minutos después. Oliver abrazaba sus rodillas en la casa del árbol mientras se balanceaba.


— Tengo varios minutos llamándote... — dijo Eleonor al subir.


— No quería que nadie me encontrara...


— Pues, esconderte en tu lugar favorito no es una gran idea...


— No quiero hablar con nadie...


— Oliver, ¿tanto le temes a tu corazón? — inquirió.


— No sé de qué estás hablando...


— ¿Sabes a quién te pareces cuando te pones así de terco? Al coronel Quiroga... — sonrió. — Sé que no te gustan las comparaciones, pero es la verdad.


— No, no me gustan las comparaciones...


— ¿Alguna vez te hablé del día en el que tu papá me propuso matrimonio?


— Supongo que estás a punto de hacerlo, ¿no?


— Tu papá también quiso ser romántico y correcto como ese chico que te estaba esperando allí abajo... — recordaba. — Me llevó de paseo al parque, se puso de rodillas y me propuso matrimonio...


¡ESTE NO SOY YO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora