Capítulo 15
Una sonrisa victoriosa se mantuvo en el rostro de Ramiro mientras entraba a la estación.
— Hola, Santiago... — saludó al operador.
— Mi nombre es Kike — corrigió el otro.
— Como sea... — restó importancia. — Estoy tan feliz...
El de anteojos siguió en su cosas.
— ¿No me vas a preguntar?
— ¿Qué quieres que te pregunte? — indagó el operador.
— El porqué estoy tan feliz. Vamos, pregúntamelo... — ordenó. — Soy tu jefe...
El castaño bufó en lo alto.
— ¿Por qué estás tan feliz?
— Porque Abigail y yo tuvimos una recaída anoche.
— ¿Recaída? — frunció el ceño.
— No te hagas el tonto, sabes muy bien a lo que me refiero.
Y en ese momento, Kike casi pudo escuchar el sonido de su corazón romperse.
— Esto tarde o temprano tenía que pasar... — agregó Ramiro. — Sabía que Abigail no había podido olvidarme en todos estos meses...
El operador no quiso decir nada más.
— Lo más probable es que Abigail pase por aquí en el transcurso de la mañana... — indicó el pelinegro. — Le dices que salí a resolver algunos asuntos.
— Está bien...
— Ah, otra cosa... — se acercó al de anteojos. — Como te vuelva a ver abrazando a mi chica, te despediré inmediatamente. Te estoy vigilando muy de cerca, Agustín.
Mientras tanto. Abigail llegaba a la entrada de una lujosa mansión.
Mientras, el masaje que Carolina recibía en un gran salón fue interrumpido.
— Disculpe, señorita Carolina, tiene una visita — informó el mayordomo.
— ¿Una visita? — cuestionó. — Hazla pasar...
Y el empleado dio paso a la presentadora.
— Abigail, ¿qué haces en mi casa?
— Sé que tú y yo no somos las mejores amigas, pero hay algo que creo que debes saber.
— Como verás, ahora estoy muy ocupada.
— Carolina, tú y yo tenemos muchas cosas que conversar... — dijo en un tono serio. — Esto es importante...
— ¿Cosas que conversar? — preguntó confundida.
La castaña notó la preocupación en el rostro de la otra chica, así que chasqueó sus dedos para que la masajista se retirara y las dejara a solas.
ESTÁS LEYENDO
¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...