Capítulo 37
En el avión. Oliver regresaba a su asiento luego de ir al baño, encontrándose a un Thiago muy concentrado que leía con detenimiento la laptop en la que el pelirrojo había estado escribiendo durante todo el vuelo.
— ¿Qué haces? — preguntó el ojiverde.
— ¿Yo? Eh... — desvió su mirada hacia la ventanilla. — Nada... — hizo una larga pausa. — Eso... Eso... — tragó saliva. — ¿Eso lo escribiste tú? — preguntó sin apartar su vista.
— Eh... Sí... — arqueó una ceja. — ¿Por?
— No, por nada... — respiró profundo. — Es muy bueno...
— ¿Lo dices en serio?
— Sí, me gustó mucho.
— Gracias, pero es solo un borrador de la parte final de mi nuevo libro... — indicó. — De hecho, ni siquiera lo pienso enviar a la editorial...
— ¿Por qué no? — cuestionó. — ¡Está excelente! Tocó cada parte de mí...
— No me convence del todo... — explicaba el pelirrojo. — Después del éxito de mi primer libro, no puedo presentarles algo así...
— Eso es ridículo, el éxito no debería medirse por lo que la gente opine, sino porque tú te sientes bien con lo que haces... — consideró el DJ. — Cuando compongo mis pistas, lo hago porque a mí me gusta y así logro contagiar a los demás, no al contrario.
— Wow... — exclamó en sorpresa. — A veces suenas tan filosófico...
— Nunca me tomarás en serio, ¿cierto?
— No puedo hacerlo, va en contra de mis principios.
— No me tomas en serio, pero aún así me besas... — sonrió. — Es curioso...
El escritor rodó sus ojos.
— ¿Puedes olvidar eso?
— Imposible...
— Entonces, dormiré... — se colocó de medio lado. — No quiero seguir escuchándote...
— Como tú digas...
Y cuando el sueño venció a Oliver, Thiago observó fijamente la laptop del pelirrojo...
Mientras tanto. Atada a la silla de aquel sótano, Abigail abría sus ojos pesadamente, encontrándose a una chica idéntica frente a ella.
— ¿Qué significa esto? — preguntó confundida.
— Tengo tu cuerpo, tu cara, tu rubia cabellera, tengo tu voz... — indicó la otra chica. — Ahora soy Abigail... — confesó Renata. — En cambio tú, te convertiste en esa chica que Thiago y Oliver desprecian...
— ¿Intercambiaste nuestros cuerpos? — inquirió. — ¡No puedes hacer eso!
— Te equivocas, sí puedo hacerlo... — aseguró . — No te puedes imaginar lo horrible que me siento, tengo la apariencia de una traidora, pero me voy a divertir siendo tú...
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¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...