Capítulo 29
Al día siguiente. Como Thiago no dejaba de quejarse del dolor, Oliver tuvo que llevarlo al hospital. Ambos se encontraban esperando al doctor en la sala de urgencias.
— ¡Necesito un doctor! — gruñía el ojiverde desde una camilla. — ¡Si el doctor no aparece, pienso incendiar este hospital!
— No seas exagerado, tampoco es para tanto.
— ¡Cállate! — demandó. — ¡Si pierdo la mano será por tu culpa, Oruga!
— No seas infantil, no vas a perder la mano... — aseguró. — En todo caso, es mi mano, no la tuya...
— ¡Que te calles, Oruga! — insistió emitiendo un quejido.
— ¿De verdad te duele tanto así?
— ¡Por supuesto! ¡Aplastaste mis deditos con la puerta!
— Eres demasiado llorón...
— ¡Todavía estoy esperando que me pidas perdón por lo que me hiciste!
— Fuiste tú quien atravesó toda su manota en la puerta.
— ¡Si no vas a decir nada interesante, al menos ve a buscar al doctor!
— Tienes razón, así aprovecho para llamar a Fede y decirle que hoy voy a llegar tarde...
— ¡Lárgate de una vez por todas!
El escritor salió a hablar con una enfermera en el pasillo.
— Señorita, ¿el doctor llegará pronto?
— Creo que sí... — indicó la mujer. — Al doctor se le presentó una emergencia, pero en lo que se desocupe, lo atenderá...
— Muchas gracias.
— De nada.
Antes de regresar a la sala de urgencias, Oliver rascó su nuca.
— Señorita... — murmuró disimuladamente.
— ¿Se te ofrece algo más?
— Él va a estar bien, ¿cierto?
La enfermera sonrió.
— Por supuesto, es una lesión menor. Con algunas vendas y algo de reposo, pronto estará recuperado.
— Gracias, así me quedo más tranquilo.
— Qué bonito que te preocupes así por tu novio.
— No, él no es mi... — hizo una pausa. — ¿Por qué cree que es mi novio?
— Lo veo en tu mirada y en la manera en la que que te preocupas por él.
Al atardecer. Sandy comenzaba a sustituir a su prima en Un Buen Momento.
Kike le hizo una seña a través de la vidriera y abrió el micrófono.
Buenas tardes, mi queridos oyentes. Soy Sandy, la nueva presentadora de este espacio.
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¡ESTE NO SOY YO!
UmorismoEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...