35. Augurios y Predicciones.

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El Aula de Adivinación se hallaba en el último piso de la torre Norte. Albus y Scorpius subieron corriendo hasta el séptimo piso, ya que habían perdido tiempo averiguando dónde quedaba el aula para su respectiva clase. Llegaron hasta un rellano que veían por primera vez.

-Scorpius: Ok, ahora que lo pienso... ¿Habíamos subido alguna vez al séptimo piso?

Se posaron entonces frente a un único cuadro que se hallaba en el medio como decoración. Mostraba un gran prado, y nada más.

-Scorpius: Este debe ser el cuadro de Sir Cadogan (observa el cuadro). Pero no está.

-Albus: (Mira a ambos lados) Por aquí...

Se encaminan por un corredor desierto hacia la derecha. Cuando ya llevaban un gran tramo recorrido, Scorpius mira por la ventana.

-Scorpius: Albus, mira (señala por la ventana). Es el lago, este es el Sur, ¡debemos devolvernos!

-Albus: (Toma la muñeca de Scorpius y mira la hora en su reloj) ¡Vamos tarde, rápido!

Corrieron hacia la otra dirección por un largo corredor, cruzaron una esquina y llegaron ante una estrecha escalera de caracol.

-Albus: (Jadeando) ¿Tendremos que subir?

Scorpius asiente y suben. Mareándose cada vez más, agitados y con la lengua colgando de cansancio, llegaron a un rellano diminuto donde había una delgada escalera que daba a una trampilla ubicada en el techo. Podían escuchar que la clase ya había empezado y se apresuraron a subir.

Al llegar arriba, la profesora se interrumpe al verlos y todos los alumnos voltean.

-Scorpius: Disculpe, profesora... Nos perdimos...

Albus también quiso disculparse, pero la visión de todo aquello lo distrajo.

El sitio no se parecía a las otras aulas; todo tenía un aspecto extraño. Hacía mucho calor y estaba todo iluminado de rojo, habían al menos 20 mesitas circulares y pequeñas, rodeadas de sillones tapizados con telas coloridas y cojines pequeños y redondos. Las paredes decoradas con cortinas y estantes repletos de plumas, velas, barajas viejas, bolas de cristal y tazas de té. Sin mencionar además a la profesora que estaba parada frente a ellos, Sybill Trelawney, delgada y muy parecida a un insecto gigante, quien los miraba a través de sus gafas enormes con mucho aumento como quien sabe algo que ellos no.

-P.Trelawney: Tranquilos, niños míos, ya les había avisado que dos de ustedes llegarían tarde en su primer día.

-Polly Chapman: ¡Sí es cierto! ¡Lo dijo!

Chapman, sentada junto a Caroline Mclaggen muy cerca de la mesa de la profesora, tenían expresión de admiración y un temor respetuoso.

-Elletra: Era obvio que se refería a esos perdedores (le murmura a sus compañeras de Hufflepuff).

Pero el murmullo fue lo suficientemente alto como para que los otros chicos también escucharan y se rieran. Yann Frederick, Karl Jenkins y Flora Zabini rieron más escandalosamente que el resto. Albus, molesto, termina de adentrarse y toma asiento en una mesita cercana, Scorpius lo imita sentándose cerca de Delia Ackerley y Margarette Corner, ambas de Ravenclaw. Albus ya se estaba arrepintiendo de haber elegido cursar dicha asignatura.

-P.Trelawney: Muy bien, queridos, como les decía: la Adivinación es un hermoso arte del cual muy pocos poseen el don. Y les advierto que mientras no abran su Ojo Interior, no podré enseñarles mucho en clase. Comenzaremos el trimestre con la Taseomancia que es la lectura de los posos de té.

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