38. Hogsmeade.

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Hogsmeade era el único pueblo íntegramente mágico que quedaba en Gran Bretaña, aún hasta la fecha. Lleno con una gran variedad de tiendas, casas y posadas. Era un lugar agradable para visitar.

Llegando a Hogsmeade, Scorpius y Jenna parecían niños en un parque de diversiones. Entraban y visitaban todas las tiendas y locales que podían, comenzando con la tienda de dulces de Honeydukes.

La tienda de dulces, estaba abarrotada de alumnos, ¿y cómo no? Si contenía la mayor variedad de dulces que pudieran ver jamás. Caramelos de distintos colores y sabores, algunos estallaban y otros no se deshacían; grageas Bertie Bott de todos los sabores, plumas de azúcar y chicles superinflables; además de una gran cantidad de tabletas de chocolate fabricadas por los mismos dueños de la tienda, sin mencionar las ranas, calaveras, bolas y calderos de chocolate y bombones explosivos.

-Jenna: ¡Oh por Dios, quiero un poco de todo! (toma unas paletas)
¿Paletas ácidas? Las llevaré para mi hermanito.

-Scorpius: Mira, Jen... (emocionado) Helado levitador. ¿Quieres uno?

Jenna asiente con una amplia sonrisa.

-Scorpius: Compraré dos.

-Jenna: (Tomando un poco de todo) Quiero ésto y ésto. ¿Pirulíes con sabor a sangre? ¡¿Para vampiros?! ¿Varitas de regaliz? (hace una mueca) De ésto no quiero.

-Scorpius: Tal vez Albus sí quiera.

-Jenna: ¿Pirulíes con sabor a sangre? (mostrándole uno)

-Scorpius: No, las varitas de Regaliz. ¡Aquí están las Meigas Fritas!

-Jenna: ¿Tarros de cucarachas? (lo miró con horror) ¡Oh babosas de Gelatina! Realmente no se ven nada apetitosas (sonriente guardando varias en una bolsa). Y le mandaré esta Seda Dental con sabor a menta a mi madre.

-Scorpius: Paguemos para que vayamos a Sortilegios Weasley.

Salieron flotando de la tienda mientras comían un helado levitador. Se acercaron a la tienda de Sortilegios Weasley.

Las ventanas de la tienda llamaban la atención a kilómetros, con llamativos carteles y espectaculares fuegos artificiales que explotaban en las ventanas. Tal como Jenna lo había visto por primera vez en el callejón Diagon.
Dentro, era más fabuloso todavía y estaba tan abarrotado de gente como la misma tienda de Honeydukes.

-Jenna: ¡U...a...u! (con la boca abierta)

-Scorpius: Anteriormente había aquí otra tienda de bromas llamada Zonko, la tienda tuvo que cerrar y en su lugar Sortilegios Weasley compró una sucursal aquí, ya lleva unos 20 años.

-Jenna: ¿20 años? (sorprendida)

-Scorpius: Es relativamente nueva en comparación al resto de las tiendas (divertido, observa una caja). Surtidos Salta-clases... ¿Crees que Albus quiera uno de éstos?

La tienda estaba llena de gran variedad de productos de broma. Caramelos longuilinguo que hacían que la lengua se alargara diez veces más de su estado normal. Los mejores fuegos artificiales llamados Magifuegos Salvajes Weasley. Pergaminos inservibles para engañar al enemigo, pluma con tinta invisible, libros mordedores; chocolates rompe-dientes, pantano portátil ideal para decorar exteriores, varitas falsas y el famoso polvo peruano de oscuridad instantánea.

-Jenna: Con razón siempre recuerdan que estos productos están prohibidos en el Colegio (observa todos los estantes y cajas boquiabierta).

-Scorpius: Orejas extensibles. (Lee la propaganda del producto) "¿Harto de que te dejen de lado en conversaciones de alto interés? No hay problema. Con este producto te enterarás de todo y más, con total discreción..."

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