Supernatural

Capítulo uno

Llevaba días huyendo, desde que escapó de su casa hace unos años, las cosas no le han ido muy bien a Bella, tampoco es que en su casa su vida fuera de color de rosas, su madre murió al nacer ella, su padre la culpó por ello, nunca la trató bien, nunca fue un verdadero padre para ella, cansada de palizas, de vivir encerrada y recibiendo solo desprecio y órdenes de su padre se marchó en cuanto vio la oportunidad. Solo era una niña cuando dejó su hogar, aunque nunca lo había considerado un hogar realmente.

Con solo 17 años aprendió a vivir en la calle, a robar comida para comer, ducharse en servicios públicos, aprendió a saber cuáles eran los mejores lugares para dormir, y aprendió, a las malas, que no debía quedarse mucho tiempo en el mismo lugar.

Aunque la vida no era fácil para ella, era mucho mejor que vivir con su padre, hasta que un año después, todo cambió.

Bella nunca habría pensado que algo así podría pasarle de no haberlo visto con sus propios ojos. Los demonios existían, si, demonios, no eran seres con rabo y cuernos como los pintaban en los libros, eran como personas, normales y corrientes hasta que sus ojos se volvían megros. Ella no sabía que aquellos seres realmente existían hasta que se topó con uno de frente. Y lo peor de todo, aquellos terroríficos seres iban tras ella, no sabía por qué, no sabía que había hecho para tener tanta mala suerte en la vida, si no era suficiente vivir en la calle, sin nada más a parte de un par de pantalones y un par de camisetas raídas, ahora tenía que huir de los demonios que la perseguían.

Y así se encontraba ahora, huyendo de uno de ellos que parecía que la perseguían por diversión, la pilló de sorpresa, podría haberla atrapado fácilmente pero parecía que a aquel demonio le divertía verla correr asustada. Pero su suerte cambió cuando eligió aquella puerta del motel a la que llamar para buscar refugio de aquel ser que la perseguía. De todas las puertas de aquel solitario motel, eligió esa, la que le cambiaría la vida.