Capítulo treinta y ocho

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Los hermanos se despidieron, Dean le dejó el Impala a Sam para que fuese a vigilar a esa tal Meg mientras Bella y Dean fueron andando hacia el motel que no estaba muy lejos.Lo justo para ir dando un tranquilo paseo, hablando de cosas sin importancia mientras Dean tenía su brazo sobre los hombros de Bella, protegiéndola del frio ya que aunque la chica iba abrigada, había descubierto que la chica siempre tenía frio y aquello le encantaba pues siempre tenía una excusa para poder abrazarla y estar cerca de ella.

...

Una vez en el motel, comenzaron a investigar sobre Meg, al parecer no había nada raro, la información que tienen de ella es correcta, hasta encontraron una foto de ella en la secundaria y es exactamente la chica que vieron en el bar, Sam puede estar tranquilo.

En cuanto al símbolo se les hace más difícil encontrar algo, por más que buscan, no encuentran nada, así que Dean, cansado de mirar páginas y páginas en Internet y repasar una y otra vez los libros que tienen, tomó el camino fácil y llamó a uno de los amigos de su padre, para ver si aquel hombre podía darles algo de información acerca del símbolo que encontraron en el suelo de la casa de Meredith.

Por suerte aquel tipo sí sabía que era ese símbolo y ahora, sabiendo de que se trata, Dean pudo encontrar más información en Internet. Una vez creía que lo había descubierto todo decidió llamar a su hermano para contárselo.

Mientras tanto, Sam se encontraba en el coche, vigilando la ventana del piso de Meg, esperando que la chica hiciese algo sospechoso, estaba seguro que aquella chica escondía algo, pero de momento no pasa nada. En cuanto el timbre de su móvil sonó, rápidamente lo descolgó, llevándose el teléfono a la oreja.

-Hola -saludó Sam.

-A ver si acierto ¿Estas vigilando el apartamento de esa pobre chica verdad?

-No -dijo Sam quién se quedó callado, al igual que Dean, por lo que después de unos segundos, decidió sincerarse -si.

-¿Así es como demuestras tu cariño? -bromeó Dean.

-¿Has averiguado algo o no? -preguntó Sam molesto, quería saber que había encontrado Dean sobre esa chica, estaba seguro que le diría que no es quién dice ser, o que no existe cierta persona, algo que le indique que tenía razón, que Meg no es una chica sin más, que aquello no es una casualidad.

-Lo siento, todo encaja, hay una Meg Masters en la guía telefónica. Hasta encontré una foto de ella de la secundaria. Mira, ¿por qué no vas y llamas a su puerta y la invitas a leer poesía o lo que hagas tú?

-¿Y el símbolo? ¿ha habido suerte? -preguntó Sam, pasando por alto el comentario de su hermano pero riendo por ello. Parece que Dean no iba a descansar hasta encontrarle una cita.

-Si, en eso he tenido suerte, resulta que es de Zoroastro, muy antiguo. Como unos 2000 años antes de Cristo, es un signo de un daeva.

-¿Que es un daeva?

-Significa demonio de la noche, demonios de entonces, son salvajes, como animales, muy desagradables,  como pit bulls demoníacos.

-¿Cómo lo has sabido? -preguntó Sam algo sorprendido, él junto con Bella investigaron en todos los libros, en Internet y no encontraron nada, ¿cómo es posible que Dean lo haya encontrado?

-Oye tío, tú no eres el único que sabe leer -se quejó Dean, haciendo que Bella rodase los ojos, Dean no duró ni media hora ojeando los libros, rápidamente llamó a aquel tipo que fue quién le dijo todo lo que necesitaban.

-¿A no? dime lo último que has leído -preguntó Sam quién conocía bastante bien a su hermano para saber que mentía.

Dean se quedó pensado durante unos segundos, esperando que se le ocurriese algo, buscando rápidamente en su cabeza, pero al ver que no encuentra nada, decidió contarle la verdad.

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