Capítulo cincuenta

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-Está bien, dejaré que me cuides pero cuando tú estes herido, acuerdate de esta conversación por que tú querras seguir metiendote en peligro y seré yo quien quiera cuidar de ti -dijo Bella amenazando con el dedo al mayor de los Winchester.

-Lo intentaré -contestó Dean riendo, abrazando de nuevo a la chica con cuidado contra su pecho, aspirando el aroma de su pelo. Mientras, Bella escondia la cara en el cuello de Dean.

En ese momento, llegó Sam con una sonrisa en la cara al ver que habían arreglado el asunto.

Los tres se montaron en el impala y pusieron rumbo a la cafetería de Linda, era media mañana, la hora de comer se acercaba, pero Bella no accedió a parar para comer y luego ir a ver a Linda, ella quería ir cuanto antes a conocer a esa chica, y si todo salía como tenía planeado, podrían invitarla a comer con ellos, así Sam podría pasar más tiempo con ella.



...





Al poco rato llegaron a la pequeña pastelería de Linda, Bella se fijó en la puerta, recordando lo que había dicho Dean, realmente había un unicornio haciendo pasteles dibujado en ella. Entendía por que el chico no quería entrar allí, la verdad es que un chico como Dean estaba fuera de lugar en aquel sitio.

En cuanto cruzaron la puerta, la voz dulce de una chica sonó desde detrás del mostrador.

-En seguida salgo, un momento -no parecía haber nadie, pero justo tras el mostrador había una pequeña puerta entreabierta, Bella estaba segura que la voz había venido de allí.

-Linda, soy Sam -gritó el chico para que la escuchara, quién se acercó al mostrador tomando asiento.

Bella se fijó en que Sam se movía por aquel lugar como si fuese su casa, todo confianza y seguridad, estaba segura que era por las veces que ya habría ido a ese lugar y por la confianza que tenía con Linda. Solo esperaba que la chica no tardase mucho.

-Sammy, esta mañana no has venido a verme, te he echado de menos -habló la chica desde detrás de la puerta, aún sin salir -estoy haciendo una nueva remesa de magdalenas así que llegas a tiempo de tomarte una recién salida del horno -dijo Linda saliendo de aquella puerta donde estaba la cocina, limpiándose las manos en una bayeta pero se quedó casi petrificada al ver que Sam no estaba solo, pero rápido la expresión de su cara cambió de sorpresa a una gran sonrisa.

-Estos son...

-Si, Linda, este es mi hermano Dean y su novia Bella -dijo Sam presentando a la pareja -chicos, esta es Linda.

-Hola, es un gusto conoceros al fin, Sam me ha hablado tanto de vosotros que es como si os conociera -dijo Linda saliendo de detrás del mostrador casi corriendo y abrazando a cada uno de ellos.

-¡SAM! debiste haberme avisado, me habría arreglado un poco y habría preparado alguna tarta para tu hermano -regañó Linda.

-No te preocupes Linda, además estas preciosa y...

-Eso Sam, deberías haberla avisado -cortó Dean a su hermano de un manotazo ante la mención de la tarta que por culpa de su hermano ya no tendría.

-Si tú ni querías venir -se quejó Sam.

-¿Que? eso es mentira, como no iba querer venir a ver a la mejor pastelera del mundo -aduló Dean mirando a Linda -en serio, tu tarta estaba buenísima, la mejor que he probado.

-Seras rastrero, no querías venir por culpa del unicornio, ni si quiera quisiste entrar cuando vine a recoger mi móvil -volvió a quejarse Sam.

Linda miraba a los dos hermanos sin saber si intervenir o no, ambos estaban discutiendo tontamente, pero por suerte, Bella se acercó a ayudar a la pobre chica.

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