Capítulo cincuenta y uno

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-Podemos quedarnos aquí -dijo Dean despué de un rato pensando.

No quería dejar la caza, a él le gustaba, puede que estuviese loco, pero era lo que se le daba bien, le gustaba su trabajo y era bueno en ello, y aún quedaba el asunto de ojos amarillos y los demonios persiguiendo a Bella, pero sabía que no había nada que no hiciese por su hermanito, y si Sam de verdad amaba a esa chica, si al final todo salía bien y quería quedarse con ella, podría renunciar a todo eso por ver feliz a su hermanito.

-Dean, ¿lo dices en serio? ¿de verdad quieres dejar la caza? ¿de verdad quieres una vida normal?

-Sabes... tu me conoces, sabes que esto me gusta, pero... si tu quieres esto, si tu quieres una vida normal, si realmente lo deseas, esta bien, además, así Bella también podrá tener una vida normal, ya es hora de que siente la cabeza ¿no? -dijo sonriendo mirando a su hermano.

-No, no puedo hacerte esto y aún tenemos mucho que resolver, está ojos amarillos, los demonios, papá... no puedo dejarlo todo, ya lo hice una vez y no salió muy bien -dijo recordando la vida normal que tuvo con Jess hasta que todo se fue al traste -además, solo es una cita Dean, puede que mañana la cague o puede que ella sea diferente a como pienso que es, solo, solo dejemos que pase, y si al final todo sale bien, si quien sabe, si me enamoro de Linda, puede que piense diferente, puede que vea las cosas de otra manera pero ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él -dijo Sam después de reflexionar en lo que su hermano le había dicho. Realmente no se esperaba que su hermano fuese a decirle aquello, que estuviese dispuesto a dejarlo todo por él, por Bella, pero no debería haberle soprprendido, Dean era así, siempre poniendo a los demás por encima de él.

El resto del camino fue en silencio, y cuando llegaron, Dean cogió a Bella en brazos, la acostó en la cama y ambos hermanos se acostaron también pensando en lo diferente que había sido sus vidas si aquel demonio no se hubiese metido en ellas.



...



El tiempo pasó, Sam y Linda seguían viéndose y cada vez quedaban más, pero Linda empezaba a mosquearse de que Sam siempre quisiese ir a su casa y nunca la llevase a donde ellos vivían. En un principio, Sam había podido evitar aquello alegando que él no estaba solo, también estaban Bella y Dean y no quería molestarlos, pero cada vez Linda insistía más y Sam ya no sabía que más excusas poner.

Mientras tanto, Bella estaba cada vez más recuperada, y al igual que Dean, empezaba a sentirse como un animal enjaulado en aquella cabaña. No es que no saliesen, salían a tomar algo, a veces con Linda y Sam. Habían dicho que esto era como unas vacaciones, pero Dean era adicto al trabajo, necesitaba salir a cazar y Bella necesitaba salir de allí, quería seguir con la vida que tenían antes, de motel en motel, ayudando a los hermanos a investigar y quería volver a entrenar, pero Dean no estaba de humor para poder decírselo. Estaba esperando que los hermanos fueran de caza para que el humor de Dean cambiase y poder comentárselo, pero mientras tanto, solo la quedaba esperar, intentando no morirse de aburrimiento en aquella estúpida cabaña.

Sabía que aquello era por Sam, y quería a ese chico, era su mejor amigo y Sam cada vez estaba más pillado por la pastelera, pero empezaba a pensar que aquello había sido una mala idea, ¿y si querían quedarse allí por siempre? Bella necesitaba acción y sabía que Dean también. Pero esperarían, por Sam esperarían que el chico tomase una decisión y luego verían que harían ellos, pero mientras tanto, necesitaba algo con lo que entretenerse.

-Dean... no aguanto más estar encerrada en estas cuatro paredes, vayamos a hacer algo -pidió Bella entrando en el salón de aquella cabaña.

-Ya... ¿el qué? este pueblo es un aburrimiento -dijo Dean tirado en el sofá mientras viia la pequeña tele que solo funcionaba a ratos. La habían conseguido unos días atrás en un contenedor.

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