Capítulo setenta y nueve

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Después de estar buscando a Sam durante semanas, Dean se encontraba llamando a Ellen junto con Bella en el arcén de un pequeño camino donde habían parado para descansar aquella noche y dormir unas horas. Ambos estaban preocupados por el paradero de Sam, se habían pasado toda la semana buscando al chico de motel en motel, de estado en estado, preguntando a todo el mundo y nadie parecía haberle visto.

-Ellen, soy Dean otra vez -dijo el chico en cuanto la mujer contesto, mientras mantenía a Bella abrazada, pegada a su cuerpo para protegerla del frio y la lluvia -¿sabes algo de Sam? -preguntó el chico preocupado.

Tenía a todos sus amigos, todos en los que confiaba en busca de Sam, con orden de llamarle si se enteraban de algo acerca del chico. Bella escuchaba la conversación preocupada por su amigo, no entendía como había podido desaparecer así.

-Te lo juro, es como estar buscando a mi padre otra vez. Me estoy volviendo loco. Le he llamado mil veces y salta el buzón de voz, no se a donde ha ido ni por qué, ha desaparecido -dijo el chico.

Nada más terminar de hablar con Ellen sin conseguir ninguna nueva noticia, Dean y Bella ya no sabían que más hacer, Sam podría estar en cualquier lugar, solo esperaban que estuviese bien y lo único que podían hacer era seguir buscando.

-No sabe nada -dijo el chico.

-Pues seguiremos buscando, Dean, le encontraremos ¿vale? -dijo la joven intentando tranquilizar a Dean que estaba de los nervios y parecía bastante asustado. Ella también estaba asustada, su amigo había desaparecido sin dejar rastro, pero ahora mismo debía ser fuerte por Dean, el chico no necesitaba tener que preocuparse por ella, él necesitaba que le cuidaran y Bella intentaría hacer todo lo posible para que Dean se sintiese mejor.

-Quizá esté con Linda -dijo la chica de repente, recordando a la pastelera, puede que Sam hubiese decidido ir con ella.

-No, ya la he llamado y lo único que he conseguido ha sido preocupar a la chica -dijo Dean exasperado, había llamado a todo el mundo que conocía, nadie sabía nada de Sam.

-Bueno, no te preocupes, Sam estará bien, seguro -tranquilizó Bella al chico mientras se ponía de puntillas para darle un cariñoso beso al cazador.

En ese momento el móvil de Dean comenzó a sonar, al mirar el nombre en la pantalla la sorpresa no podía ser mayor, era Sam.

-Sammy ¿donde coño estas tío? -dijo Dean algo cabreado con su hermano, más le valía tener una buena explicación para desaparecer así.

-Eh eh eh, calmate, ¿donde estas? -dijo Dean con tono un poco más suave debido al nerviosismo de Sam –No te muevas, voy para allá -dijo Dean colgando el móvil volviendo al impala junto con Bella, emprendiendo el viaje al encuentro de Sam.

El chico estaba en un motel a un par de horas de camino, en cuanto llegaron, tanto Dean como Bella se bajaron rápidamente del impala buscando en un largo pasillo la habitación 109 que era donde Sam les había dicho que estaba. Una vez allí llamaron a la puerta, pero nadie contestaba.

Después de unos cuantos golpes más sin respuesta, Dean intentó abrir la puerta descubriendo que estaba abierta, una vez pasaron vieron a Sam sentado en la cama cubierto de sangre. A Dean casi le da un infarto por lo que se acercó rápidamente a ver a su hermano mientras Bella, también preocupada por el estado de Sam se acercaba a él pero sintiendo que había algo raro, aquello era muy extraño.

-Dios mio Sam.

-Tranquilo Dean, la sangre no es mía, he intentado lavarme pero...

-¿De quien es? -preguntó Bella viendo aquella sangre seca en la camisa de Sam, era mucha sangre.

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