Capítulo cinco

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Bien entrada la noche los chicos y Bella llegaron a Minesota, pidieron habitación en un pequeño motel a las afueras de la ciudad donde se quedarían el tiempo que tardaran en resolver el caso. Bella volvió a negarse a que la pagarán una habitación ya que no tenían habitaciones triples, de modo que dijo que dormiría en el sofá, pero al entrar en la habitación descubrieron que no tenía sofá, solo un par de butacas.

-Voy a preguntar si tienen la habitación de al lado libre -se ofreció Sam al ver que Bella no tenía lugar donde dormir.

-No Sam, ya me dejáis quedarme con vosotros, me pagáis la comida, no quiero pedir más, esa butaca es grande, estaré bien.

-No, ni hablar, yo dormiré en la butaca -dijo Dean con seguridad, sabía que despertaría con un dolor de cuello y espalda horrible, pero aún a pesar de lo que se creía de él, él era un caballero y no iba a permitir que Bella durmiera en una incómoda butaca.

-Dean, tú llevas conduciendo prácticamente todo el día, además mañana vais a ir por ese hombre lobo, tenéis que estar bien descansados -alegó Bella.

-También puedes... puedes dormir conmigo como anoche -dijo Dean un poco titubeante, no sabía si se estaba sobrepasando al pedir a Bella que durmiera con él, pero así ambos descansarán bien.

-Dean... no quiero molestarte... -dijo Bella un poco cortada, a lo que Dean simplemente sonrió.

-Vamos no seas tonta, apenas ocupas espacio, además la cama es grande, cabemos de sobra.

-Si a ti no te importa por mí bien -contestó la chica.

-De acuerdo entonces, pues todo el mundo a la cama -dijo animado mientras dejaba su mochila a un lado de la cama y se preparaba para dormir.

-Voy a cambiarme -Sam y Dean solo asintieron con la cabeza -Dean, ¿me dejas la camiseta esa que me dejaste anoche? -preguntó la chica, Dean simplemente fue hacia su mochila buscándola para dársela a Bella.

-Puedes quedártela, yo apenas la uso -dijo mientras Bella la cogía sonriéndole.

-Gracias -dijo de camino al baño donde se cambió de ropa.

Sam que había observado todo sin decir nada se quedó mirando a su hermano, que tras unos segundos de silencio y miradas incómodas habló por fin.

-¿Qué? -dijo Dean con tono seco, molesto por la mirada incesante de su hermano.

-Nada, solo que estás haciendo muy buenas migas con Bella ¿no?, el peluche, la camiseta, dormís juntos... -dijo Sam, enumerando todas las cosas que Dean había hecho por ella en apenas un día que llevaba con ellos.

-Solo estoy siendo amable -se defendió éste.

-Solo espero que sepas lo que estás haciendo hermano.

-¿A que te refieres?

-Pues a todo esto, al royo que te traes con la chica.

-Yo no tengo ningún royo con ella -dijo Dean un poco más enfadado, no le gustaba hacia donde iba la conversación.

-Dean, vamos, no soy ciego, veo las cosas y veo como la tratas, y también veo como te mira ella, solo, ten cuidado -intentó explicarse Sam intentando elegir sus palabras con cuidado, pues sabía que su hermano se estaba enfadando.

-¿Se puede saber con qué tengo que tener cuidado Sam? -preguntó su hermano un poco más enfadado que antes.

-Bueno, ya sabes...

-No, no lo sé, ¿por qué no me lo explicas? -dijo Dean con tono amenazante acercándose a Sam.

-Bella es una chica que apenas sabe nada del mundo, parece bastante impresionable y tú...

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