Capítulo cuarenta y ocho

625 46 12
                                    

Tanto Bella como Sam no se atrevieron a seguir hablando del tema, la reacción de Dean les había tomado por sorpresa, Sam esperaba enfado, decepción por parte de su hermano mientras que Bella se esperaba que le fuese a afectar algo más, que estuviese triste, pero Dean ni se inmutó.

Puede que en otro momento, en otra situación, el mayor de los hermanos se hubiese enfadado ante aquello, pero ahora mismo estaba feliz, alegre de que Bella estuviese sana y salva, que todo hubiese salido bien, no le importaba lo que hiciese su padre, no le importaba que se volviese a marchar sin ellos, en este momento le daba igual, solo quería disfrutar este momento, esta nueva oportunidad que le había dado la vida de estar con Bella pues realmente pensó que la perdería, realmente pensó que su tiempo con ella se había acabado, y ahora que no era así, el resto del mundo le daba igual. Nada más le importaba ahora mismo mientras Sam y Bella estuviesen a su lado, sanos y salvos.



...

Al día siguiente, todo parecía de nuevo vuelta a la normalidad, Dean se había quedado a dormir en el hospital, Sam volvió al motel y se despertó para su carrera matutina, se duchó y se marchó de nuevo a la cafetería de siempre a ver a Linda, todo parecía como estos últimos días, salvo por que Bella estaba despierta y a salvo.
Por recomendación de los médicos, la chica debía quedarse unos cuantos días más en el hospital, a ninguno de los hermanos le importó tener que quedarse allí mas tiempo, salvo a Bella, que estaba desesperada por salir del hospital. Pero ahora la tocaba esperar y recuperarse.

Sam llegó a la hora de siempre a la cafetería, donde Linda le recibió con una enorme sonrisa, dispuesta a interrogar al chico. No conocía a Bella, pero después de todo lo que Sam le había hablado de ella y de Dean, era como si fuesen sus amigos también, los había cogido cariño.

-Buenos días Sam, ¿Te pongo lo de siempre? -preguntó la chica nada más ver entrar a Sam por la puerta, quién se sentó en la misma butaca que los últimos días, justo delante del mostrador, frente a la máquina de café, donde Linda solía estar.

-Buenos días Linda, si, lo de siempre, pero esta vez quiero ración doble de magdalenas y ese trozo de tarta que no pude llevarme ayer.

-Vaya, te has despertado con hambre hoy -dijo la chica ante la petición doble de magdalenas, comenzando a preparar el pedido.

-Es para Bella, la hablé de tí, de la cafetería y de tus fabulosas magdalenas de frutos del bosque y me exigió que la llevase una -explicó Sam sonriente.

-Vaya, pues si es para Bella te pondré la más grande que tenga -contestó feliz Linda -y supongo que la tarta sigue siendo para Dean.

-Así es, casi me pega al saber que había un trozo de tarta con su nombre y que se me olvido -contó Sam entre risas.

-Pues espero que esta vez no se te olvide, no puedes dejar a tu hermano sin probar mi maravillosa tarta de manzana, eso sería un delito -bromeó la chica mientras preparaba los dulces para Bella y Dean, ya que Sam, como otros días, se tomaba su desayuno charlando con ella.

-Aquí tienes -dijo la chica, entregándole una bolsa con dos cajitas adornadas con flores de papel donde dentro se encontraban los dulces. La chica se había esmerado en prepararlo, normalmente, esas cajas las solía usar para pedidos importantes, un cumpleaños, los pastelitos para una fiesta, una tarta de bodas... Pero aunque esto no fuese ningún pedido importante, para ella era especial, la amiga de Sam por fin se había despertado del coma, y estaba feliz por ello, esto era casi como una celebración.

Tras entregarle el pedido para Dean y Bella, Linda comenzó a preparar los cafés, esta vez, preparándose uno para ella pues tenía mucho de que hablar con el chico. Una vez estuvieron terminados y el pedido de Sam completo, se sentó al lado del chico con su café, dispuesta a interrogarle sobre el estado de la chica y sobre cuando conocería a su hermano y a Bella.

SupernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora