20. Caminos separados

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Y si ahora nuestros caminos toman rumbos separados, yo le agradezco al destino por habernos encontrado, y por más que sea difícil soltarse y dejarse ir, sabemos que es ley de vida morir para revivir. (...) El tiempo sabrá mostrarnos, con calma y sabiduría, por qué nos parece amarga ahora su melodía y por más que nos parezca que todo es tan disonante los acordes de la vida resuenan en cada instante. Las ventanas de mis ojos jamás se van a cerrar al misterio de tu luz que me enseñó como amar 🎶🎶

* * *

El cumpleaños dieciséis de Magnus llegó.

Isabelle y Alec habían ido a su fiesta, que era más una pequeña reunión en casa.

Maryse había prometido llegar más tarde.

Alice dijo que terminaría unos asuntos en Pequeños Ángeles e iría directo a casa.

-¡Magnus, me encanta cómo te ves! -Izzy era la primera vez que lo veía en persona desde que habían regresado. Lo abrazó fuerte. El regalo -una copia de la fotografía que les había tomado años atrás antes de su segunda separación, aquella donde sus manos estaban unidas y se veían el uno al otro como si no existiera nadie más en el mundo- olvidado de momento-. Tan guapo y tan alto. Y tus ojos...

Un gruñido de Alec la hizo detenerse y mirarlo, aunque no soltó a Magnus. ¡Era su mejor amigo!

-¿Qué?

-Deja a Magnus en paz, Izzy. Lo estás apretando y aturdiendo con tantas palabras y...

Esta vez fue su hermana quien le gruñó y lo vio mal. -Cállate. Magnus no se queja. Hace años no lo veo, no como tú que has tenido citas con él desde que volvimos, de no ser por las fotos ya ni lo reconocería... Además, no tienes que estar celoso, sé que él te gust... -Alec cubrió su boca con su manos.

-¿Qué? -Magnus los miraba divertido. Él no tenía hermanos -excepto Camille que era casi como una, aunque ya no se veían tanto porque debía estudiar, y el tiempo que no pasaba estudiando lo pasaba con Alec, recuperando tantos años separados-, era bonito ver a Alec e Izzy discutir.

-¡Nada! -las mejillas pálidas de Alec se habían teñido de rojo.

Magnus pasó uno de sus dedos por ellas. -¿Estás enojado? Te pusiste rojo.

Alec negó varias veces, evitando su mirada. Todo era culpa de Izzy. ¿Por qué su hermana tenía que ser así?

-No -sus labios y su ceño se fruncieron. No sabía cómo explicarle a Magnus lo que Izzy había estado a punto de decir...

Pero Magnus, aunque ya no eran niños creyendo en cuentos de hadas, aunque ya sabía lo que era dar o pedir un beso, aunque empezaba a comprender el significado de un "Te quiero y quiero una vida contigo", aunque sabía que a veces no era tan fácil cumplir las promesas, no necesitaba pensarlo tanto, ponerle etiquetas, él lo sentía y punto.

Magnus bajó su pulgar hacia aquel puchero y luego le dio un beso rápido.

Ahora había comprensión en sus mentes adolescentes, aunque el sentimiento siempre estuvo ahí, sus corazones querían al otro desde niños, y había tal vez juicio en las miradas de algunas personas, pero para Magnus seguía sintiéndose bien, correcto, deseado, el roce de sus labios.

-No te enojes con Izzy. Si tuviera una hermana y ella te abrazara, yo también me pondría celoso -le dijo con un guiño.

Alec se le quedó mirando fijamente. Sus labios cosquilleando después del breve contacto. Magnus le había dado un beso, sin que se lo pidiera, y sin preguntar, ¿tal vez Magnus sentía lo mismo que él?

Mi pequeño corazón (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora