3. Juntos

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Amanecieron juntos.

El niño nuevo, el niño de bonitos ojos verde dorado, y el bonito ojiazul con su trajecito de vaca.

Aleg y Magus.

Estaban abrazados cuando Jace despertó, buscó el aparato aquel que había conseguido que le prestaran luego de mucho llorar, y cuando buscó a Alec y no lo vio, se alarmó un momento. Había muchos niños que se iban de la casa y ya no volvían, pero no Alec, Alec había prometido que se irían juntos. "Si me quieren llevar, lloro hasta que tu vengas", ese era el plan para ambos.

Entonces, ¿dónde estaba Alec?

El pequeño Jace aferró el aparato en un abrazo y sólo entonces los vio. Estaban abrazados, envueltos en una mantita morada, pero las manchas de la pijama de vaca que había hecho tan feliz a Alec eran evidentes.

Se habían abrazado y no se soltaron en toda la noche. "Tu pijamita es calientita" había dicho Magnus cuando dejó de llorar, Alec sonrió feliz y asintió muchas veces, después hizo un puchero, ¿Magus sería feliz con su trajecito de vaquita?, pero a él le gustaba mucho, y era nuevo, Magnus recargó su cabeza cerca del hombro de Alec, y cuando ya estaba quedando dormido, lo escuchó decir "Te la puedo prestar un día, Magus...pero me la regresas".

El niño nuevo había dormido con una sonrisa.

-Alec, Alec -Jace había picado a Alec hasta que despertó. Jace hizo un puchero-. ¿Por qué duermes con él?

Alec, aunque lo cuidaba, nunca había dormido con Jace.

-Tenía miedo -la manita de Alec acarició el rostro dormido de Magnus. Maravillado otra vez por lo distinto de sus pieles. Quería dejar su manita todo el rato sobre la cara de Magnus, o tomar la suya, para seguir viendo cómo eran diferentes.

-Miedoso -Jace se burló.

Alec abrazó a su nuevo amigo y sacó la lengua a Jace. -¡Magus no es miedoso!

-Sí, sí es -Jace estaba enojado, Alec era su amigo, suyo, agarró su aparato nuevo y salió de la cama-. Y cuando tú y yo nos vayamos, él se quedará solo...

Siguió diciendo cosas que Alec ya no escuchó. Sus ojitos se llenaron de lágrimas y sus labios temblaron, volvió a abrazar a su Magus.

No. Si él se iba un día, como los otros niños que no volvían, se iba a llevar a Magus también. Él lo iba a cuidar, se lo dijo, ¿cómo lo iba a cuidar si no estaba? ¿y si llovía?

Se iban a ir juntos.

Alec asintió con un puchero. "Yo te cuido, Magus", le dijo al niño dormido, "no eres miedoso. A mí me asustan las arañas. Pero me gustan las vaquitas, porque tienen manchas y..."



CONTINUARÁ...

Mi pequeño corazón (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora