50. Cuestión de tiempo

2.1K 324 320
                                    

Creo en la buena suerte y en la fe y creo en el karma; que la energia que das al mundo vuelve para encontrarte.
(Chris Pine)

* * *

—¿Dije qué? ¿Yo dije qué?

Los tres miraron a Alec.

Jace con los ojos muy abiertos. Un oro que comenzaba a parecer líquido por las lágrimas que comenzaban a formarse.

Sebastian todavía no entendía del todo, o mejor, realmente no entendía nada, pero volvió la mirada hacia ellos. Sus ojos levemente entrecerrados. El chico –Magnus– y Alec se veían sorprendidos, pero pronto Alec sonrió.

—¿Magnus? –era como si no pudiera creerlo. Alec se acercó a él; su sonrisa, cada vez más amplia, se tambaleó un poco cuando Magnus no sólo no respondió, sino que ni siquiera lo miraba, él y Jace habían vuelto a mirarse ambos. Y si Alec no lo conociera, diría que Jace estaba suplicando con la mirada, sin palabras, pero, ¿por qué?

—¿Magnus? –una de las manos de Alec fue suave mientras acariciaba un lado del rostro de Magnus, girándolo para que lo mirara. Pero Magnus bajó sus párpados lo suficiente para que sus ojos no se encontraran con los de su pequeño corazón. Y aun así Alec vio la lágrima que resbaló por su mejilla–. Magnus, ¿qué pasa? –y ahora su voz estaba teñida por la preocupación.

Hubo sólo un sollozo antes de que Magnus rodeara a Alec con sus brazos y se aferrara a él, las lágrimas humedeciendo su hombro.

Y es que eran demasiados años callándolo, guardándoselo, pretendiendo olvidarlo. Olvidar lo que su yo adolescente, todavía lleno de inocencia, sintió con las palabras de Jace. A su corazón roto por el rechazo y el silencio de Alec se había agregado el dolor por la acusación de Jace: que él le hacía mal a Alec, que le quitaba la opción de ser feliz, que lo obligaba...

Y él de verdad lo amaba, por Dios que sí, y por eso nunca insistió.

Y era por eso que hoy verlo, ver al chico que lo llamó "Desviado" y lo hizo dudar de sí mismo besando a otro hombre, lo llenaba de sentimientos encontrados. Magnus sentía su cuerpo vibrar por la rabia.

Lloraba no sólo por el tiempo, años quizá, que sufrió en silencio –porque era algo que no podía hablar con nadie. Alice y Bianca nunca lo supieron. Y aunque Camille lo escuchó y le dijo que Jace era un idiota y no debía creerle, eso no ayudaba. Ella no lo entendía, nadie lo hacía. Había sido finalmente Magnus, mucho tiempo después, quien por sí solo comprendió que no había nada malo con él; que si Alec pensaba igual que su hermano nunca merecería su corazón...–, lloraba también por la rabia, porque estaba seguro que si no se aferraba a Alec, terminaría golpeando a Jace.

Alec no entendía nada, pero estaba seguro que todo era culpa de su hermano. Sintió sus dientes rechinar, mientras aferraba también él a Magnus, su corazón temblando tanto como el cuerpo de él. —¿Jace?

Y entonces Jace, tal vez por primera vez, lloró.

—Yo no quería, Alec – medio sollozó, medio balbuceó–, y-yo no s-sabía... –y con esto último miró a Sebastian, sus manos temblando, tratando de acunar su rostro.

"Yo no sabía que se podía querer a otro hombre y no había nada incorrecto en ello".

Jace hizo una mueca cuando Sebastian retrocedió un paso, también levantando sus manos, pero él para detener sus intentos de caricias.

—Él m-me d-dijo... –su voz temblaba, su mirada oscilando entre Alec y Sebastian y por primera vez se preguntó si Robert Lightwood realmente estaba en lo correcto, si no se había equivocado al creer ciegamente en él una y otra vez.

Mi pequeño corazón (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora