16. Ser feliz

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[Tres años después]

Era el cumpleaños número quince de Magnus.

Había una fiesta en Pequeños Ángeles. Alice lo había permitido porque Magnus tenía muchos amigos ahí y quería mucho a los niños. Magnus había dicho a Alice que ya sabía que quería ser de grande: profesor.

-Voy a enseñar aquí -le había dicho a Alice-, ¿puedo, mamá?

Pequeños Ángeles se había ampliado en la década que llevaba a cargo de Alice. Ahora los niños siempre tenían clases y un control cada cierto tiempo para saber que no eran maltratados física ni psicológicamente, y los profesores eran tan buenos que incluso algunas familias habían solicitado que sus hijos estudiaran ahí. Alice y Bianca estaban hablando sobre la posibilidad de clases mixtas, pero todavía no había nada seguro.

Alice había mirado a su hijo, ya era tan alto, incluso más que ella. Sus ojos verde dorado ya no eran los del niño asustado por las tormentas, o las del pequeño con el corazón roto por perder a su mejor amiga y a su pequeño príncipe. La sonrisa de Magnus a veces todavía vacilaba, pero había aprendido a seguir adelante, a no llorar ni estar triste por Alec, eso después de la única llamada que tuvieron él y Alec en todos esos años:

"¿Hola?" Alec lo había susurrado. Jace y Robert habían salido un momento. Isabelle estaba en el pasillo vigilando, mientras Maryse se quedaba en la puerta de su habitación. Robert no sabía que Maryse seguía en contacto con la familia de Magnus y quería que siguiera así hasta que volvieran y ella pudiera hablar con el licenciado Morrison, el abogado de Bianca y Alice.

"¿Alec?" Magnus apenas podía hablar por la sorpresa y la emoción.

"Magnus" Alec casi había suspirado el nombre. Sintió una lágrima correr y se la limpió rápidamente.

Había visto una película. Era una pareja que se separa y dejan de vivir mientras se esperan. Sus corazones se marchitan y cuando por fin se reencuentran es demasiado tarde para ellos. Ya no tienen una segunda oportunidad juntos y no aprovecharon su vida separados.

Magnus y él no eran como esa pareja. Ellos eran esposos, se habían casado, eran más que cualquier pareja de novios, incluso si se conocieron a los tres años. Y él no quería encontrar su corazón marchito cuando se reencontrarán, porque sabía que iba a suceder. Pronto, pronto se iban a reencontrar y ya nunca se separarían.

Por eso había rogado a Maryse que lo dejara hablar con Magnus. Pronto sería su cumpleaños y le había contado a Jace "por accidente" cuál quería que fuera su regalo, le había dicho que sería feliz si Robert mismo lo eligiera. Porque sabía que Jace, a pesar de todo, lo quería mucho. Así que ese fin de semana, en cuanto volvieron del Internado, Jace había llevado a Robert a buscar el regalo de Alec, y Maryse había aprovechando para hacer la llamada.

"Alec, ¿cómo estás? Te extraño" Magnus susurraba, como Alec, aunque él no tenía que hacerlo.

"Bien, Magnus, ¿y tú? Yo pienso en ti cada día. Mi escuela es horrible, extraño a mi mamá y a Izzy, pero hay un chico, John, él me hace reír a veces". John era sólo un amigo, aunque era gay, se lo había confesado a Alec, y Alec le pidió que no lo besara nunca más, podían ser amigos, pero sólo eso.

Alec no sabía qué era él en aquel entonces. No tenía tan claras sus preferencias como John. Él nunca había sentido interés por ningún niño o niña, no había ninguno que le gustara. Sólo Magnus, Magnus le gustaba y lo quería mucho, tenía su corazón.

La llamada tenía que ser rápida, no podían arriesgarse a que los descubrieran. Alec no pudo explicarle quién era John, pero Magnus le agradeció por ser una pequeña luz en la oscuridad de Alec, esa que él no podía ser por ahora.

"Me alegro, Alec. Quiero que seas feliz. Siempre."

"Yo también, Magnus. Por eso llamaba. Quiero que me hagas un favor, ¿puedes ser feliz? Por favor. Quiero que seas feliz, aunque estemos lejos. No quiero que estés triste, Magnus. Sé que lo estás porque yo también. Hay días que no aguanto, no quisiera salir de la cama, entonces siento mis latidos y sé que debo hacerlo. ¿Puedes no dejar de sonreír? Cuando vuelva a verte quiero saber que no dejaste de vivir por mí, ni yo por ti. Es sólo un tiempo, ¿sí? Volveremos a vernos, pero debemos seguir vivos aunque estemos lejos".

A veces Maryse se sorprendía por el modo de expresarse de sus hijos. Eran tan pequeños, sus niños, y ya hablaban como adultos. Odiaba a Robert y se odiaba ella por hacerlos crecer y madurar tan pronto.

Magnus en ese momento no había entendido completamente lo que Alec quería decir, pero lo prometió. "Seré feliz, Alec. ¿Lo harás tú también?".

"Sí" Alec quería que cuidaran sus corazones para cuando volvieran a verse. "Seré feliz. Pero, ¿Magnus? No me olvides."

Y entonces Magnus había sonreído. "Nunca podría".

Desde entonces Magnus había brillado y sonreído un poco más, aunque nunca dejaba de pensar en Alec.

Alice le sonrió. -Puedes ser lo que tú quieras. Si quieres ser profesor entonces buscaremos la mejor escuela.

Alice y Bianca le tenían como regalo a Magnus la entrada a uno de los mejores Colegios de Pedagogía. Magnus iba muy adelantado en sus clases e iban a recibirlo desde ahora. Aunque iba a tener que estudiar mucho.

-¿Quién soy? -un par de manos pálidas cubrieron los ojos de Magnus.

Magnus sonrió. Las reconocería siempre. -Eres la bruja Esmeralda.

Camille se rió.

Era un juego entre ellos. Magnus era un príncipe, siempre, el príncipe de Alec, y Camille era la bruja del color de sus ojos.

Camille quitó sus manos y abrazó a Magnus. -Feliz cumpleaños, Mags.

A veces Camille bromeaba con crear hechizos, uno que hiciera que la adoptaran, o uno que le encontrara a ella a su propio príncipe...

Sólo una vez intentó algo más con Magnus, lo quiso besar, y Magnus se había echado para atrás. -Lo siento, Camille. Yo no puedo besar a nadie más.

Maryse tenía razón. Magnus también guardaba sus besos para Alec.

Camille hizo un puchero. -Oí que te vas a ese Colegio. ¿Ya no volverás?

-Sí lo haré, Camille. Voy a volver. Sólo tendré menos tiempo. Quiero aprender mucho para volver y enseñar a los niños pequeños aquí, cada vez hay más, se necesitan más maestros.

Camille lo abrazó. -Y tú serás el mejor, Magnus.

Magnus también sonrió. Él pensaba en Alec. Alec le pidió ser feliz y no dejar de vivir. Y lo estaba haciendo, sonreía siempre e iba a estudiar mucho.

Este era el año en que Alec volvía, aunque no sabía cuándo. Pero no importaba el tiempo, ellos habían prometido esperarse y un reencuentro feliz.

Magus! -una pequeña de unos dos o tres años corrió hacia él. Magnus la abrazó y ella le puso una flor blanca en la cara-. Fediz cumpe.

Magnus estornudó y su sonrisa se hizo más amplia. Recordando viejos tiempos.

-Gracias. Es hermosa.



CONTINUARÁ...

Quedan dos o tres capítulos de esta segunda parte, ¿cómo imaginan el final?

Y la película que Alec menciona no existe 😂 luego me preguntan nombres

Mi pequeño corazón (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora