TERMINADA» ¿Quién dijo que había que crecer para entregar el corazón? ¿Quién dijo que sólo los adultos pueden amar, cuando los más sinceros y puros sentimientos vienen en nuestra infancia? Porque Alexander Lightwood había dado su pequeño corazón a a...
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(Fanart de mavitomo 😻)
* * *
<<¿Se puede vender un beso a tu esposo o es gratis?>>
La fiesta seguía, las horas habían pasado, el estómago y las mejillas le dolían de tanto reír y sonreír y Alec todavía no podía olvidar las mariposas que sintió al escuchar a Magnus preguntar eso.
Y la palabra.
Esposo.
Dios, Alec sonreía de sólo pensarlo. Casarse con Magnus, si es que lo perdonaba y decidía darle una oportunidad, sería un sueño hecho realidad. La vida juntos que les habían arrebatado cuando eran niños...
-¿Aleeeg? -la vocecita de Max, su hermanito, y el tirón de su disfraz lo sacó de sus pensamientos.
Alec se agachó a la altura de su hermanito. -¿Qué pasa, Max?
-Estoy cansadooo -Max se recargó contra su hermano mayor, casi haciendo a Alec caer.
Alec se rió, tomando en brazos a su hermanito. Ya era tarde, la mayoría de los niños que no pertenecían a Pequeños Ángeles ya se habían ido. Alec lo sabía, pero sus deseos de seguir cerca de Magnus, de su pequeño corazón, le impedía irse.
El flash de una cámara hizo mirar a Alec. Bianca les había tomado una foto. -Lo siento. Se ven tan lindos, Alec. Espero que no vuelvas a desaparecer de nuestras vidas, mi niño. Alice y yo te queremos mucho, no importa la decisión que tomen Mags y tú.
Alec sintió su corazón encogerse y sus ojos llenarse de lágrimas. -Te abrazaría, pero... -movió sus brazos, y señaló con su barbilla al pequeño Max que empezaba a quedarse dormido.
Bianca le sonrió. -Tendremos más oportunidades.
Alec asintió. Buscó con la mirada a Izzy y a Magnus. Mañana sería sábado. Un largo fin de semana sin Magnus.
Un suspiro se le escapó y Bianca lo notó, ella le señaló un pasillo. -Magnus fue a recostar a Max y a Rafa. Estaban ya durmiéndose también.
-¿Puedo...? -Alec dudó.
-Ve a despedirte. Voy a buscar a Isabelle por ti. ¿Quieres dejarme a Max?
Alec negó, pero le agradeció buscar a Izzy.
Encontró rápidamente las habitaciones. No pudo evitar recordar cuando eran él y Magnus quienes dormían en la misma habitación, muchas veces en la misma cama.
Alec se quedó en el marco de la puerta, con Max dormido en sus brazos, mirando a Magnus tararear una canción de cuna mientras dejaba a Max y a Rafa en una cama.
Alec deseó regresar el tiempo y, siendo un poco egoísta, quiso que hubiera una tormenta para poder tener a Magnus de nuevo en sus brazos.
¿A Magnus todavía le darían miedo las tormentas?
Magnus dio un pequeño salto, sorprendido, cuando volteó y vio a Alec en la puerta. Hubo una sonrisa al instante, mientras caminaba hacia él.
-Mírate -Magnus quitó un mechón de la frente de Max-. Todo un buen hermano mayor.
Alec sonrió un poco, su mirada bajó hasta su hermanito. Había válido la pena por verlo nacer y crecer, por tenerlo en sus brazos, pero, ¿podría recuperar su corazón ahora? ¿Todavía estaba a tiempo?
Magnus juntó su frente con la de Alec. -Deja de preocuparte, Alexander.
-No puedo evitarlo -confesó Alec, en un susurro. Sus manos hormigueaban por tocar a Magnus una vez más, pero con Max en sus brazos no podía-. Me da miedo perderte otra vez. Sé que lo de hoy no cambia nuestra situación. Tal vez me aproveché un poco... -dijo, recordando los besos.
-Tal vez ambos lo hicimos -respondió Magnus-. No fuiste sólo tú. Yo deseaba ese beso tanto como tú...
Mi querido esposo.
-...o tal vez sólo tomamos la oportunidad ahora que pudimos, la que la vida y las circunstancias nos arrebataron hace años. No te arrepientas, Alexander. Pase lo que pase, nunca te arrepientas. Yo no lo hago.
Magnus dejó un suave beso en su mejilla antes de retirarse un par de pasos. -¿Ya se van?
Alec asintió, queriendo pedirle un último beso. Sólo uno más, por si nunca volvía a repetirse.
Pero ya no encontró el valor. En su lugar, dijo: -Me encanta verte con los niños. Un día serás un gran padre, Magnus.
Magnus miró a Max y Rafa dormir y sonrió. Era lo que más deseaba, poder darles un hogar a sus niños. No es que aquí fueran infelices, pero quería darles lo que Bianca y Alice le dieron a él. Sólo le hacía falta su propio príncipe...
Su mirada regresó a Alec. Alec nunca la había apartado de él. -Eso espero. ¿Y tú, Alexander? ¿Quieres tener hijos?
Alec se perdió en esos ojos verde dorado. Creyó ver en ellos la imagen de una familia. -Sí. Aunque, tal vez por nuestra historia, me inclinó más por la adopción. Quiero darle a algún niño, o niños, la oportunidad de una familia. Una buena, no como...
Magnus leyó en su silencio ese "No como la mía" y sintió su corazón romperse.
Acarició su mejilla. -No todo es malo. Aquí tienes a Max, y a Izzy, y sé que Maryse no es mala...
-Te quiero, Magnus -Alec no pudo evitar decirlo. "Te quiero a ti. Siempre te quise sólo a ti en mi vida".
Y Magnus lo dijo tan natural que dolió: -Y yo a ti, mi corazón.
