Capítulo 12

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Vane

Los días transcurrieron con total naturalidad. Todo e se estaba bastante tranquilo, excepto el clima. Estos días aún se habían conservado lluviosos y fríos.

Esto no me ayudaba mucho ya que me hacía ver todo deprimente.

Mis padres se encontraban repletos de trabajos en la empresa y estaban muy ausentes en casa ya que se les había presentado una gran oportunidad de un buen contrato con una empresa extranjera. Usualmente solo estaban en casa para dormir y descansar por las noches, por ello me la pasaba todo el día sola.

Demasiado sola diría yo.

Muchas personas dirían o pensarían: "¡Que afortunada eres! ¿Qué haces estando sola? ¡Podrías hacer millones de cosas!"

Pero en realidad al tener toda la libertad que deseas todo deja de ser tan aburrido. Lo prohibido es más divertido.

Estando en casa sola no hacía mucho, más que leer, comer y dormir. De vez en cuando salía al gimnasio con Micaela y hoy había optado por ir.

Me gustaba pasar mis tiempos libres allí, ejercitando mi cuerpo para estar en forma al igual que Micaela, tanto distraerme de la soledad que se presentaba en la casa. Para Micaela ir al gimnasio era solo para mantener su forma, en si,  ella en cambio lo hacía para estar perfecta para Jeff. Por ende todas las mujeres sabemos que los hombres se vuelven locos por una mujer con un lindo cuerpo, que es cuidado y al igual que tenga una linda figura.

Pero para mi era irrelevante, no todo es belleza física.

Por ello ella asistía bastante. Yo sólo lo hacia por distracción y no estaría de mas lucir bien para los demás y para mí misma. Es una forma de amar mi propio cuerpo.

Terminé de preparar mi mochila con mi botella de agua y todas las cosas necesarias para ir. Micaela no tardaba en llegar así que decidí bajar por una alguna fruta, tal vez, una manzana.

Observé mi look en el espejo. Llevaba puesta unas mallas negras que me llegaban hasta la pantorrilla con el logotipo de color gris de addidas justo en mi muslo, cerca de la cintura. Llevaba al igual una blusa holgada gris con el logotipo en mi pecho izquierdo, y bajo de ella un top negro.

Decidí hacerme dos trenzas para que el pelo no me estorbara en absoluto. Sonreí para mi misma y caminé a la cocina, observando torpemente las margaritas que me había mandado Leonardo.

Estás ya estaban secas. Bastante secas.

Suspiré tomándolas y viéndolas. Por mi cabeza pasó la idea de guardarlas pero tenían un aspecto horrible.

Llegando me desharía de ellas.

Toda la semana estuve recibiendo por al menos un ramo de rosas, margaritas o girasoles de él. Donde venían notas con miles de disculpas, queriendo hablar conmigo o poder entablar alguna conversación. Además de que recibía bastantes llamadas y mensajes de texto por su parte, pero los ignoraba por completo y en ocasiones apagaba mi teléfono.

Mi casa parecía florería. Pero al verlas me recordaba los momentos lindos que habíamos vivido juntos. Me ponía un poco mal, debía de decirlo y admitirlo, me dolía todavía y por ello no pensaba hablar con él.

Quería olvidarlo. Alejarlo de mi mente que eso me dañaba bastante. A veces invadía mi mente, pero aprendí a deshacer esas ilusiones recordando a su "Maldita barbie operada"

Recordar esa escena donde se besaba me dañaba, pero me llenaba de rabia y me hacía dejar de pensar en él por el enojo que él logró causarme, jugando con mis sentimientos.

BLACK  // Completa ||EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora