30.- REVELACIONES

76 11 0
                                    

Drogo estaba apoyado en la pared sumido en sus pensamientos. Su cabeza no paraba. Necesitaba encontrar las palabras exactas para explicarle la situación. La conocía y sabía que intentaría escaparse para no causar problemas y eso no lo iba a permitir. En ese momento se abrió la puerta. Levantó la cabeza y en su boca se dibujó una gran sonrisa. Llevaba un sencillo vestido azul, el pelo recogido en una trenza y un ligero maquillaje. No necesitaba más. Ella siempre se veía hermosa. Le ofreció su brazo y ambos se dirigieron a la cámara real.

Cuando llegaron estaban saliendo las camareras que, en cuanto les vieron, sonrieron y les hicieron una reverencia. Una vez solos, Drogo la acompañó a la mesa y le ofreció el asiento. Seguidamente, se sentó junto a ella. Tuvieron una cena tranquila y relajada. Hablaron de todo y nada y se rieron mucho. Cuando terminaron, Drogo le tomó de la mano y la condujo al sofá. Había llegado el momento de hablar.

—Escucha, cosita. Tengo algo que contarte pero, antes, quiero que me prometas que no vas a hacer ninguna tontería ni vas a intentar escaparte.

—Drogo. Me estás asustando.

—Por favor, cosita. —En la cara del rey se notaba preocupación.

—Esta bien, te lo prometo —contestó resignada temiéndose lo peor.

—Gracias, cosita.

Drogo se puso de pie y comenzó a pasear por la habitación. Cuando se dio cuenta de que Morgana se estaba empezando a poner nerviosa, decidió contárselo todo sin andarse con rodeos.

—Verás. No se si lo sabrás ya pero ésta siempre ha sido una tierra de vampiros.

—¿Vampiros? —Un escalofrío recorrió su espalda evocando viejos demonios de su pasado.

—Sí, vampiros. Eso ha sido siempre un gran problema para nosotros. La gente vivía con miedo y no se atrevía a salir de sus casa por la noche por lo que creamos una alianza con los hombres lobo para controlarlos y conseguir algo de estabilidad en el reino. Aún así, de vez en cuando nos llegaban noticias de algún ataque. El último fue hace dos años. Desde entonces no habíamos vuelto a oír hablar de ellos hasta hoy.

—¿Hoy? ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Qué tiene eso que ver conmigo?

—Bueno, el caso es que hoy a entrado uno de ellos en el castillo.

—¿Quééééé? —Realmente estaba empezando a sentir miedo.

—Lo que oyes. Nunca se habían atrevido a hacer algo así. Creemos que van buscando algo y todo apunta a que van detrás de ti.

Morgana no sabía qué decir. Cada vez se sentía más miserable y sentía que estaba poniéndoles a todos en peligro. Drogo adivinó por donde iban sus pensamientos y se apresuró a detenerlos.

—El que huyas solo empeorará las cosas.

—Pero, pero, si me quedo os pondré en peligro.

—Sí. Y si te vas puede que pongas en peligro a toda la humanidad.

Ella agachó la cabeza avergonzada. Drogo tenía razón. Si los vampiros se hacían con ella, seguramente la violarían para desatar la maldición. Eso la desesperaba. 

Drogo se sentó junto a ella y, cogiéndole el mentón, le obligó a mirarle.

—Mira, Morgana. Sé cómo te sientes ahora pero no quiero que te preocupes. Entre todos te vamos a ayudar. He hablado con Sebastián. Él opina que, si te esfuerzas en llegar a ser maga, es posible que tú misma acabes con la maldición. Él, personalmente, se va a ocupar de tu entrenamiento. Además, cuando controles el poder curativo y el de escudo, nos serás de gran ayuda. Pero, para ello, primero, necesita saberlo todo de ti.

—Entiendo. —dijo con expresión seria. Había llegado el momento de la verdad. —Y dime, ¿cuándo piensa hipnotizarme?

—Mañana por la mañana temprano.

—De acuerdo. Ahora, si no te importa, me gustaría retirarme a descansar. Me gustaría estar fresca mañana —le indicó con una triste sonrisa en la cara. Quería estar con Drogo. Necesitaba sus abrazos pero no quería abusar de él.

—Esta bien. Pero permíteme que te acompañe.

Ella asintió y ambos se dirigieron a su habitación en completo silencio. Cuando llegaron, ella se despidió con una reverencia y, antes de cerrar la puerta, miró a Drogo por última vez. En su cara se reflejaba una gran tristeza. Lo estaba pasando tan mal como ella y le suplicaba con la mirada que le dejara ayudarla. No soportaba verle así por lo que le dejó pasar. Una vez dentro se tumbó en la cama y le hizo señas para que se tumbara junto a ella. Él hizo lo que le indicaba. Entonces, ella se recostó en su pecho y en silencio comenzó a llorar. Drogo no dijo nada. La abrazó y acarició su cabello. Así estuvieron ambos hasta que, poco a poco, el sueño les venció y se quedaron dormidos.


____________________


Cuando llegó al gran salón, una fuerte bofetada cruzó su cara tirándola al suelo. Ella se llevó una mano a la mejilla y miró con extrañeza a Viktor. Estaba furioso.

—¿COMO HAS PODIDO SER TAN ESTÚPIDA?

—¿A qué te refieres? —No entendía nada. ¿Por qué le gritaba?

—Me refiero a que te han visto. —Ella abrió los ojos como platos.

—Pe... pero eso es imposible. He ido con mucho cuidado.

—Pues no ha sido suficiente. Encima te han reconocido. Sois todas unas inútiles. Te quedarás aquí encerrada y ya no saldrás más. A partir de ahora yo me ocupo.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora