49.- LA BODA

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—Tom. ¿Lo has notado?

—Sí. Es un original. ¿Cómo lo has sabido?

—No necesito poderes para eso. Sé que es amigo de Viktor y que es un vampiro. Con eso me sobra.

—Entiendo. ¿Se lo has dicho a Drogo?

—No. No quiero que se preocupe. Sólo te pido que no le pierdas de vista.

—Me has leído el pensamiento, Morgana. Ya pensaba hacerlo.


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Por fin había llegado el gran día. Morgana estaba espectacular con su vestido blanco. Éste se ajustaba perfectamente a su figura. El escote era perfecto, ni muy grande ni muy pequeño, y la larga cola apenas cabía en la habitación. Se había peinado con un moño bajo dejando unos mechones a los lados. El maquillaje era muy sencillo y como joyas llevaba el conjunto de esmeraldas que Drogo le regaló. Estaba muy nerviosa y el entusiasmo de Ana no le ayudaba.

—Permítame decirle que está más hermosa que nunca, princesa —comentó Nicolae haciendo una reverencia.

—Totalmente de acuerdo. Estoy deseando ver la cara de bobo que pone Drogo cuando te vea.

Morgana soltó una discreta risita. Peter y sus gracias.

—Muchas gracias, chicos. Tengo que decir que hoy lucís especialmente elegantes.

—Que menos para acompañar a la futura reina al altar —respondió Nicolae —. ¿Estáis lista?

Ella asintió y los cogió del brazo. Casi se pelean por quien la llevaba al altar por lo que, al final, Morgana decidió que iría con los dos. Conforme salían de la habitación, las doncellas se apresuraron a estirar la cola. Ana era una de las que la portaban.

Les costó llegar hasta la capilla. Morgana estaba nerviosa y tropezó un par de veces con las consiguientes burlas de sus acompañantes. Una vez en la puerta, tomó aire y comenzó a avanzar hacia el altar con una gran sonrisa y mucha elegancia.

Drogo la miraba embelesado. Estaba impresionante con su traje de gala. Cuando llegaron a su altura, sus amigos se la entregaron entre bromas.

—Tranquilo, señor. Sólo es una mujer —dijo Nicolae.

— Sí. Pero no dejéis que se os escape —añadió Peter guiñando un ojo.

Drogo se rio de sus gracias y miró a su futura esposa con una gran sonrisa. Era tan hermosa. Sus caras irradiaban felicidad. Habían esperado tanto ese momento.

La ceremonia fue sencilla pero muy emotiva. Afortunadamente, no hubo incidentes pero sí muchas lagrimas de felicidad. Una vez declarados marido y mujer, comenzó la gran fiesta. El banquete fue monumental. Había de todo para todos ya que todo el pueblo estaba invitado a participar. Morgana así lo quiso.

Estaban disfrutando de la fiesta cuando Drogo se tuvo que ausentar por un momento. Morgana estaba charlando animadamente con Peter y Nicolae cuando sintió un escalofrío en la espalda.

—Querida prima. Enhorabuena. Permíteme felicitarte.

Era un hombre grande y corpulento con el pelo negro y los ojos oscuros, la marca de su familia. Morgana se tensó. No podía olvidar la noche que lo vio con Viktor devorando a aquellas chicas. Además, estaba segura de que tenía algo que ver en la muerte de sus padres. Como pudo se recompuso y contestó con educación.

—Muchas gracias,  rey Henry. Me alegra que todo haya sido de su agrado.

—Por favor, Morgana, somos primos. Deberías tutearme.

Antes de que pudiera contestar alguien habló a sus espaldas.

—Henry, cuanto tiempo.

—Camile, siempre es un placer verte. ¿Cómo está mi querida bisabuela? Veo que ahora haces de niñera.

—Sí. Le he cogido mucho cariño a esta pequeña. ¿Podemos hablar en un lugar más tranquilo? No está bien acaparar a la nueva reina.

—Tienes razón, Camile. Querida prima, te veo luego. Tengo muchas ganas de saber más de ti.

Él saludó con la cabeza y se fue tras la mujer y la niña. Morgana suspiró aliviada. Tenía suerte de contar con Camile. Peter y Nicolae la miraron extrañados pero ella los distrajo con un comentario tonto que les hizo reír. Enseguida regresó Drogo. Tenían que abrir el baile.

Los dos se dirigieron a la pista tomados de la mano, se saludaron y comenzaron a bailar. No hablaron, no lo necesitaban, se lo decían todo con la mirada. Era un momento perfecto. Poco a poco otras parejas se les fueron uniendo. Ellos ni se dieron cuenta.


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—¿Qué estás tramando, Henry?

—¿Por qué piensas tan mal de mí?

—Porque te conozco. Sé que te compinchaste con Viktor para hacerte con el reino. ¿Es que no te bastaba con eso? ¿O es que Viktor quiere que le devuelvas el favor?

—Tranquilízate, Camile. Sólo estoy aquí porque Drogo me ha invitado. Somos amigos desde hace años y te aseguro que no le deseo ningún mal a Morgana. Es más, si ella quisiera le cedería el reino.

—Y yo me lo creo. Sigues tan hipócrita como siempre. ¿Pretendes hacerme creer que ahora tienes sentimientos?

—Lo creas o no me arrepiento de lo que hice. Morgana es mi prima y quiero conocerla. ¿Tan malo es?

—Viniendo de ti, sí. No te creo y no me fío.

—Eres muy dura conmigo, Camile.

—Es posible. Pero no quiero que te acerques a ella.

—Vamos, Camile. Exageras.

—No exagero. Y más te vale hacerme caso. Como algo le suceda tomaré cartas en el asunto y sabes que no bromeo.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora