34.- VAMPIROS

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Después de dejar a Morgana descansando en su habitación, volvió con Sebastián. Drogo era amigo del rey de Valakia, Henry Draculae, primo del rey y único pariente vivo de la familia real que ascendió al trono tras la masacre. Conocía bien la historia sucedida diez años atrás y sabía que nunca se encontró a la princesa. Todos supusieron que los lobos la habían devorado. Lo que nunca se hubiera imaginado es que Viktor estuviera detrás de todo. Viktor... cuánto odiaba ese nombre.

Entró en la habitación y se sentó en una silla a esperar. Sebastián estaba concentrado en un enorme libro y sabía que, en ese estado, era mejor no molestarlo. Al cabo de un rato, éste levantó la cabeza del libró y le miró fijamente.

—Ya sé porqué su magia es tan poderosa.

—Dime. —Drogo ya se lo imaginaba pero quería conocer su opinión.

—Tu «amiguita» es descendiente directa del Conde Vlad, un original. A pesar de que ella ha nacido bruja, tiene una parte de vampiro y eso aumenta el poder de su magia.

—Algo así me imaginaba. Pero dime, ¿es posible que ella se... transforme? —Ese tema le preocupaba seriamente.

—A menos que la muerda un original y ella pruebe la sangre humana, eso no sucederá. Su parte vampiro es mínima y se puede evitar fácilmente que salga al exterior. —Drogo suspiró aliviado bajo la atenta mirada de Sebastián. —Pero ese, ahora, no es el mayor de nuestros problemas.

—Lo sé. El hecho de que Viktor esté por medio es alarmante.

—Así es. Y si no queremos que las atrocidades del pasado se vuelvan a repetir, tendremos que andarnos con cuidado.

—¿Crees que no lo sé? Por eso he enviado a Peter a buscar a la manada. Espero que no tarde en regresar con ellos.

—Sí. Yo también lo espero. No creo que tarden mucho. Por lo que sé estaban cerca de aquí. ¿Pero por qué Peter?

—Es el único en quien confío.

—Entiendo.  De momento no tengo más información que darte. ¿Por qué no te vas a descansar un poco? En cuanto averigüe algo te avisaré. Y no olvides mantener en secreto la identidad de Morgana. Hasta que no sepamos más es mejor que no se sepa.

—Está bien, gracias. Esperaré tu llamada.

Dicho eso se levantó y se dirigió a la habitación de Morgana. Necesitaba dormir pero quería estar junto a ella. Tenía miedo de dejarla sola. Conocía bien a Viktor y sabía que nada le apartaría de su objetivo por lo que prefería estar alerta.

Cuando llegó, la doncella le abrió la puerta y se fue discretamente para dejarlos a solas. Morgana estaba tumbada en la cama profundamente dormida. Él se tumbó a su lado y con mucho cuidado le rodeó la cintura. Ella, sin despertarse, se volvió hacia él y se recostó sobre su pecho. Drogo enseguida se durmió.

Ambos se despertaron sobresaltados al oír gritos en el patio. Drogo se levantó y, tras mirar por la ventana, salió corriendo de la habitación. Ella se acercó asustada a ver lo que pasaba. Era Peter. Estaba atado a su caballo con la ropa ensangrentada. Morgana se llevó las manos a la boca intentando ahogar un grito de horror. Haciendo acopio de fuerzas, e intentando no llorar, se dirigió al patio.

Cuando llegó vio como Drogo quitaba las cuerdas y cogía a su amigo. Gracias a Dios estaba vivo, aunque muy malherido. Drogo lo tomó entre sus brazos y entró corriendo al castillo. Morgana intentó seguirlo pero había mucha gente y en seguida lo perdió de vista. Totalmente derrotada, cayó de rodillas al suelo y empezó a llorar.

Una mano se posó en su hombro. Lentamente levantó la cabeza y se encontró con la penetrante mirada de Sebastián. Éste le tendió la mano para ayudarla a levantarse y ella la aceptó.

—Necesito que vengas conmigo.

Y sin decir nada más y tirando de ella, la arrastró por los pasillos hasta llegar a una habitación.

Lo primero que vio fue a Peter tendido en una cama luchando por sobrevivir. Su cuerpo estaba lleno de mordeduras y eso le hizo apartar la mirada asustada. Junto a él, Drogo y Nicolae lloraban en silencio. Estaba a punto de echarse a llorar ella también cuando escuchó la voz de Sebastián.

—Tienes que curarle. —Ella se volvió hacia el mago sorprendida.

—¿Curarle? Si apenas se hacer un vendaje.

—No necesita vendajes. Necesita tu magia.

—Pero...

—ESCUCHA —dijo mirándola fijamente —. Sólo la magia le puede ayudar y mi poder no es suficiente. Tu eres la única que puede hacerlo.—Entonces se dio cuenta de que la estaba asustando por lo que su actitud cambió y le habló en un tono más cariñoso. —Sé que tienes miedo porque no sabes usar tus poderes. No te preocupes, yo te guiare.

Morgana asintió con la cabeza. Quería ayudar a Peter y le emocionaba que Sebastián confiara en ella de esa manera por lo que decidió enfrentarse a sus miedos. Ambos se dirigieron a la cama y ella, sentándose junto a Peter, comenzó a hacer lo que él le indicaba. Al principio le costó concentrarse pero, después de un buen rato, cuando vio una herida curarse bajo sus manos, se llenó de confianza y le indicó a Sebastián que se apartara. Ya no necesitaba instrucciones. Algo dentro de ella le decía cómo actuar y así, poco a poco, consiguió que todas las heridas se curaran. La cara de Peter se había relajado. Ya no sentía dolor y eso a ella le llenó de orgullo. Una vez terminó, intentó ponerse de pie pero no pudo. Nuevamente se desmayó.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora