Camile estaba muy nerviosa. Lorie lo notaba y le apretaba la mano para darle confianza. Morgana le dedicó una tierna sonrisa que ella le devolvió. Desde el atril comenzó la invocación.
Conforme se iba formando la imagen de Margot, la cara de Camile se iba llenando de lágrimas. Ambas se fundieron en un fuerte abrazo. Se habían echado mucho menos. Lentamente, se separaron embargadas por la emoción y Camile volvió junto a Lorie.
—¿Es tu madre, Morgana? —preguntó la niña. Ella asintió orgullosa. —Es muy guapa. Ahora veo porqué tu lo eres también.
Todos se echaron a reír por el comentario de la niña. El ambiente se había relajado por lo que era el momento de hablar.
—Abu, dime. Camile se emocionó. Hacía mucho que no la llamaban así.
—Sí, mi niña.
—¿Hay alguna manera de deshacer la maldición?
Camile se quedó en silencio. Esa duda la había tenido ella durante más de cien años.
—La verdad es que no lo sé. Llevo más de cien años buscando la manera de deshacerla y no se me ocurre nada.
—Camile —interrumpió Sebastián —. ¿Conoces el texto de la maldición? Tal vez, si lo recitas, podamos sacar alguna conclusión válida.
Ella asintió. Recordaba aquel texto como si lo hubiera escuchado ayer.
—El texto era el siguiente:
Al llegar la cuarta generación
Una niña poderosa llegará a éste mundo
En su virtud está el poder que mi alma llamará
En su forma de vampiro Vlad regresará
A reinar en las tinieblas
Por siempre jamásTodos se quedaron en silencio. Nunca tan pocas palabras habían causado tanto temor. Analizaban una y otra vez ese fatídico texto pero no sacaban nada. Un grito de Morgana les sobresaltó.
—Pero, pero. Eso es maravilloso. ¿No os dais cuenta? «En su forma de vampiro», eso significa que, si no me transformo, Vlad no volverá.
Nadie sabía qué decir. Todos estudiaban las palabras de Morgana con detenimiento llegando a la conclusión de que tenía razón. Entonces Camile se volvió a Margot.
—Mi niña, ya puedes estar orgullosa de tu hija. En un segundo ha conseguido lo que yo no pude en cien años.
—Lo estoy, y mucho, abu. Y tú también deberías estarlo. Ella también es parte de ti.
Ambas se acercaron a abrazarla mientras Sebastián corría a sustituirla en el atril. Éste era un gran momento y no quería estropearlo.
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Poco a poco todos fueron saliendo de la cripta mientras Morgana recogía todo. Cuando se volvió, se encontró con un Drogo sonriente acercándose hacia ella. Él tomó su mano y le puso un anillo.
—Ahora ya no tienes excusas, cosita. Nada te va a librar de ser mi reina.
Ella miró el anillo. Era una sencilla sortija con una esmeralda finamente tallada en ella. A pesar de ser sencilla, era muy hermosa. Le miró a los ojos y llorando de emoción se echó a sus brazos.
—Claro que sí. No sabes cuanto he luchado en mi interior temiendo este momento y, ahora, por fin, puede hacerse realidad. Te quiero, mi rey.
—Te quiero, mi reina.
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Cuando se supo, todo el castillo estalló de felicidad. Por fin iban a tener una boda real. Todos adoraban a Morgana y querían que fuera su reina, y más después de la terrible experiencia con Elisa, la reina vampiresa.
La noticia corrió como la pólvora por todo el reino. Todos se alegraban menos uno, Viktor. No se lo podía creer. ¿Habían acabado con la maldición? Eso le parecía imposible. Tenía que averiguarlo como fuera. Por desgracia, no se lo ponían fácil.
Dorothy se había instalado en el castillo y ya no le hacía de espía. Camile y Morgana ni siquiera salían al jardín por lo que no se podía acercar a ellas. Y los lobos, esos malditos lobos, no le dejaban ni acercarse a la puerta.
Faltaba sólo una semana para la boda y tenía que pensar algo.
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Morgana estaba en su habitación, ultimando los preparativos de la boda. Camile, Lorie y Dorothy le ayudaban. Si, Dorothy. Tras lo sucedido cambió de actitud y se hicieron buenas amigas. Ana las observaba sin perder detalle. Estaba superemocionada y les contagiaba su alegría.
Alguien llamó a la puerta y Ana se dirigió a abrir. Era Peter.
—Buenos días señoritas. Es un placer estar aquí rodeado de tanta belleza —dijo con una reverencia con lo que todas se echaron a reír.
—Vaya, Peter. Tú siempre tan galante. Y dime, ¿a qué debo el honor de tu visita?
—Drogo me envía a buscarte. Han empezado a llegar algunos invitados y quiere presumir de novia. —Eso le hizo reír de nuevo.
—De acuerdo. Pero dame tiempo para arreglarme. No puedo salir así.
—Tú estás bella de todas maneras pero, si es lo que quieres, te esperare fuera.
Morgana se puso colorada. Tanta atención por parte de Peter le había descolocado.
—Entonces intentaré no hacerte esperar mucho.
El sonrío y salió.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó Camile arqueando una ceja.
—La verdad. No tengo ni idea.
—Está bien. Ve a arreglarte. Nosotras seguiremos con esto.
—Muchas gracias, chicas. No se que haría sin vosotras.
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Cuando llegaron al salón, había un montón de gente. En cuanto la vio, Drogo corrió hacia ella y le dio un beso en la mejilla.
—Hermosa, como siempre, princesa.
Ella sonrío y, tras hacer una ligera reverencia, le tomó del brazo.
—Ven. Quiero presentarte a alguien.
Se dirigieron hacia un hombre que estaba de espaldas.
—Morgana. Éste es tu primo, Henry, el rey de Valakia.
—Princesa —dijo el hombre mientras se volvía a besar su mano.
Morgana palideció. No podía ser él. Y había entrado en el castillo.
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EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)
FantasiaÉsta es la historia de un reino perdido. Una historia que, con el tiempo, se convertiría en leyenda. Morgana, una joven huérfana recogida en una posada, verá como su vida cambia cuando,una noche de tormenta, estaba a punto de ser violada. Aunque hay...