47.- EMBOSCADA

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A Elisa no le agradaba nada el nuevo plan de Viktor pero no le quedaba otro remedio. Éste le había prometido que convertiría a Drogo y, junto con Lorie, volverían a ser una familia. Eso era lo que ella quería pero no se fiaba. 

Antes de volver al castillo, decidió buscar alguna presa. Estaba ansiosa y tenía hambre. Le había costado mucho contenerse con Drogo. Su sangre olía tan bien. Un vagabundo perdido le sirvió de almuerzo. Saciada y más tranquila, decidió regresar.

Cuando entró en el castillo se quedó sorprendida. Media docena de lobos le estaban acorralando. Entre ellos destacaban dos más grandes que los demás. Uno de pelo negro y otro de pelo rojo. Estaban sentados frente a ella, mirándola fijamente, como esperando una señal para atacar.

Nerviosa, miró al frente y vio a Drogo que bajaba por las escaleras.

—¿Qué significa esto? ¿Es que no quieres volver a ver a tu hija?

—Dime, Elisa, cómo es posible que la vea.

—Viktor la llevará a media tarde al lago. Quiere que acudas sin lobos.

Drogo se echó a reír. Entonces, a su lado, apareció Morgana. Drogo la tomó por la cintura y la atrajo hacia él. Detrás aparecieron Peter, Nicolae y... Dorothy. Elisa se temía lo peor.

—Dime, Elisa, ¿cómo puedo ver a mi hija VIVA? —Lo sabían. Este era el fin para ella.

—Te juro que no lo sabía. Me acabo de enterar. ¿Acaso crees que no ha sido doloroso para mí? También es mi hija.

—No seas tan falsa, Elisa. Tu no la pariste. Sí, es cierto que la criaste, pero también te aprovechaste de ella y la engañaste. No sabes lo que es perder una parte de ti.

—Drogo, por favor, ten piedad. Podemos llegar a un acuerdo. Puedo ayudarte.

—Sí. Como hiciste anoche, ¿no? Ya es tarde. Toda vuestra, chicos.

Jack y Tom se abalanzaron sobre ella. En poco tiempo yacía sin vida. Su cuerpo se empezó a marchitar y de ella sólo quedaron unas pocas cenizas que el aire se encargó de dispersar.


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—Dime, Camile. ¿Te apetece recordar viejos tiempos?

—¿Qué pasa, Viktor? ¿Te han fallado tus putitas? —Él se echó a reír.

—Tienes suerte de que ahora me tengo que marchar. Pero volveré. Y ten por seguro que caerás.

Ella le miró con cara de asco mientras veía como se alejaba. No pensaba dejarse tocar por él. Todavía se arrepentía de aquello. Fue sólo una vez y por despecho, harta de las infidelidades de Vlad. Eso no se iba a repetir jamás.

Miró a la niña que jugaba con una muñeca y le sonrío. Era adorable. Se sentó junto a ella y comenzaron a jugar. Cuando llevaban un buen rato, un ruido la sobresalto. Se acercó a la puerta y sacó los colmillos. Olía a perro.

La puerta se abrió y apareció una hermosa muchacha que le resultaba extrañamente familiar. Su sorpresa fue mayor cuando la niña corrió hacia ella y la abrazó. Le acompañaban dos lobos y una bruja.

—Camile, por fin.

—¿Tom? —Una lágrima amenazaba con salir.

—Sí, Camile. Me alegro de verte. Ahora tenemos que salir de aquí antes de que Viktor vuelva.

Ella asintió y la muchacha comenzó a realizar una invocación. 

Ante sus ojos apareció un Vórtice. No se podía creer lo que veía. Era increíble el poder que poseía. ¿Quién era esa chica?

—Deprisa. Viktor está cerca. Lo puedo sentir —urgió Tom.

Todos se apresuraron a entrar. Morgana fue la última y, antes de desaparecer, aún le dio tiempo de dedicar a Viktor una sonrisa triunfal.


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Mientras esperaban junto al lago, Viktor tuvo un mal presentimiento. Había dejado el templo casi sin defensas y la tardanza de Drogo le estaba empezando a preocupar. ¿Y si lo habían descubierto? Elisa era una traidora capaz de venderse por sexo. Un escalofrío recorrió su espalda y decidió regresar.

Al llegar a la entrada se confirmaron sus temores. La puerta estaba abierta. Olía a perro y a... Dorothy. Maldita traidora.

Había otro olor, Morgana. Sonrió. Su presa había acudido a él.

Echó a correr hacia la habitación de Camile. Cuando abrió la puerta su ánimo decayó. Lo único que alcanzó a ver fue la sonrisa triunfal de Morgana antes de desaparecer con el Vórtice.


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Camile no se separaba de la niña. Dejó que su padre la abrazara pero enseguida los separó. Ella era la única capaz de mantenerla tranquila hasta que aprendiera a controlar su sed de sangre y no quería que hubiera una masacre. Por suerte, todos comprendían la situación.

Las llevaron a la habitación de Lorie para que descansaran y Drogo dio orden de que les llevaran algunos animales para su alimentación. En cuanto vio sus muñecos, Lorie empezó a dar saltos de alegría. Había vuelto a casa.

Camile la miró con ternura. Sabía que, bajo su tutela, podría conseguir que Lorie llevara una vida normal. Si se alimentaba de animales, y aprendía a controlar sus impulsos, podría vivir entre humanos sin ser un peligro para ellos. Esa niña se lo merecía todo.

Cuando llegaron los animales, las dos cenaron y después se fueron a la cama para descansar. A Camile le costó conciliar el sueño, estaba muy nerviosa. Había conocido a su bisnieta, una gran mujer con mucho poder que había elegido el buen camino. Era una gran maga y estaba orgullosa de ella. Había algo más que no le dejaba dormir. Al día siguiente iba a volver a ver a Margot, su nieta, su niña.


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—Has sido muy valiente, cosita.

—Sabes que haría cualquier cosa por ti.

Él apretó su abrazo y le beso en el pelo.

—Drogo. ¿Qué pasó anoche con Elisa?

—Yo... yo... yo lo siento, cosita. Ella manipuló mi mente y...

—Entiendo. Pero no deberías sentirte culpable. Tú no sabías lo que hacías.

—Lo sé. Pero no puedo evitar sentirme sucio. Y lo que es peor, siento que te he traicionado.

—Tú no me has traicionado porque no querías hacerlo. Ella jugó contigo y se aprovechó de ti. No pienses más en ello, por favor.

—Ojalá todo hubiera sido como querían nuestros padres.

—Sí. Pero hubiera sido muy aburrido. ¿No crees?

El sonrío y le dio un tierno beso. Antes de quedarse dormidos le susurró al oído.

—Eres increíble. Te quiero, cosita.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora