36.- APRENDIZ DE MAGA

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En cuanto vio la cama, se dejó caer sobre ella. Estaba realmente agotada pero, por lo menos, esta vez no se había desmayado y pudo llegar a su cuarto por sus propios medios. El entrenamiento había sido muy duro. Sebastián apenas le había dado tregua ya que había muchas cosas que debía dominar antes de abrir el Vórtice. La principal de todas, su resistencia. Tenía que aprender a canalizar bien su energía para no acabar agotada. Era extenuante.

Un ruido la sacó de sus pensamientos. Levantó la cabeza de la almohada y se volvió a mirar.

—Veo que la señora está agotada. Ha debido trabajar duro. ¿Desea que le prepare un baño? Seguro que le sienta bien.

Morgana sonrió y asintió con la cabeza. Drogo sabía lo que hacía cuando escogió a su doncella, siempre estaba preocupada por ella y no perdía ocasión para intentar animarla. Le encantaba esa muchacha.

Lentamente, se levantó y se comenzó a desvestir. Había quedado con Drogo para comer y no quería llegar tarde. Ya no ocultaban su relación. Tras todo lo que había sucedido, había dejado de tener sentido. Por suerte, todo el mundo en el castillo la aceptaba. Todos la querían como su reina. Si ellos supieran...

Sacudió la cabeza intentando no pensar en ello y se dispuso a disfrutar de un relajante baño.


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Había pasado una semana desde que vio a su madre. Peter ya se había recuperado y se empeñaba en acompañarle a los entrenamientos. A Drogo, apenas lo veía. Dormían y comían juntos pero poco más. Habían sufrido más ataques y él estaba todo el día reunido. Por su parte, Morgana, había intentado acercarse a Lorie pero eso parecía misión imposible. La niña no hacía más que humillarla y despreciarla, sobre todo si no estaba su padre delante. Era una auténtica pesadilla.

Esa mañana se despertó bastante optimista. Drogo dormía plácidamente a su lado, rodeándola con sus brazos. Ella se quedó mirándolo. Se le veía tan tierno que no pudo evitar darle un beso. En cuanto se acercó, él la sorprendió agarrando con fuerza su cintura y colocándose sobre ella para besarla apasionadamente. Cuando se separaron, apoyó su frente en la de ella y se quedaron un rato mirándose a los ojos. Después, él se sentó en la cama y la miró con un brillo divertido en los ojos.

—¿Por qué no nos cogemos el día libre? —dijo de repente. Ella se echó a reír.

—¿Estás loco? ¿Sabes todo lo que tenemos que hacer?

—Sí. pero llevamos una semana casi sin vernos y echo de menos a mi cosita. Creo que nos merecemos un descanso.

—Nada me gustaría más. Pero sabes que el tiempo corre en nuestra contra.

—Precisamente por eso. — Drogo le miró con cara triste. —Sé que has hecho grandes progresos. Pronto serás capaz de abrir el Vórtice y eso me da miedo.

—¿Miedo? Pero ¿por qué?

—¿Y si sale algo mal? ¿Y si los lobos no te aceptan? ¿Y si Viktor te encuentra? Todo esto es muy peligroso ¿Y si... te pierdo?

Una lágrima cayó por su mejilla. Ella se la limpió con un beso y lo abrazó.

—¿Crees que no lo sé? Yo también tengo miedo, y mucho. Pero sé que  mi madre y Sebastián creen en mí. Eso es lo que me da fuerzas y me ayudaría mucho que tú lo hicieras también.

Él le cogió la cara entre sus manos y le dio un pequeño beso en los labios.

—Claro que confío en ti, cosita. Pondría mi vida en tus manos si fuera necesario. Pero eso no evita que sienta miedo porque eres lo que más quiero en este mundo.

Ella asintió con una sonrisa. Necesitaba escuchar esas palabras de Drogo y gracias a eso se sentía más fuerte, más animada.

—Y, ahora, tú y yo nos vamos de paseo por el pueblo —dijo golpeándole en la nariz con el dedo. Ella asintió y él se puso en pie de un salto. —Perfecto. En media hora vengo a por ti.

Se acercó a ella, le dio un pequeño beso y le dedicó una gran sonrisa antes de desaparecer por la puerta. Ella se quedó un rato mirando el lugar por el que había salido con una gran sonrisa en la cara. Ya no tenía ninguna duda. Estaba perdidamente enamorada y eso le daba más fuerzas para luchar.


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El día libre le había sentado de maravilla. Tanto, que ni siquiera le afectó la bronca de Sebastián por haber faltado un día. Para su mala suerte, el entrenamiento iba a ser doble como castigo pero no se desánimo por ello, se sentía demasiado bien.

Las prácticas fueron especialmente intensas. Sebastián había pasado el día anterior buscando los hechizos más complicados e intensos. Quería ponerle a prueba. Para su sorpresa, Morgana los realizó todos sin apenas cansarse. La magia fluía de ella como algo natural. Alguno de ellos los realizó incluso antes de que él terminara la explicación. Morgana se sentía unida a la magia y no perdía la sonrisa. Sebastián se acercó a ella y le dijo:

—Estás lista.

—¿E... e... en serio?

—Completamente. La magia blanca ya es parte de ti. Enhorabuena. Eres una maga.

Morgana no se lo podía creer. Lo había conseguido. Y en tan solo una semana. Sebastián la miraba con orgullo.

—Ahora puedes retirarte a descansar. Mañana comenzaremos con el Vórtice.

Morgana asintió y salió de la habitación corriendo y riendo. Cuando se quiso dar cuenta, ya estaba en la puerta del despacho de Drogo. Llamó a la puerta muerta de nervios. Nicolae le abrió y la invitó a pasar. Drogo la miró sorprendido.

—Lo conseguí —dijo ella con una gran sonrisa en su cara—. Soy maga.

Todos corrieron a felicitarla.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora