54.- DESTINO FINAL

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—¿Estás segura de lo que haces?

—Tanto como de que eres el amor de mi vida.

Él le sonrió y le dio un último beso. Acto seguido se acercó a su cuello y aspiró su aroma. Olía tan bien. Lo lamió y, con lagrimas en los ojos, hundió sus colmillos en él. Ella soltó un pequeño grito. El dolor fue muy breve, enseguida dio paso al placer. Sentía como Drogo iba absorbiendo poco a poco su sangre. Veía placer en su cara. Le gustaba y la saboreaba. Ella puso su mano en su cabello acariciándolo y empujándolo para que profundizara en la mordida. Era la única solución. Poco a poco fue perdiendo las fuerzas hasta que cerró los ojos. Entonces, él bajó hasta su tripa y volvió a clavar sus colmillos en el punto donde sintió al bebé.

Drogo la abrazó con fuerza. No quería hacerlo pero era la única manera de detener esa locura. La idea de volver a encontrarse era lo único que le daba fuerzas. Las lágrimas brotaban con fuerza de sus ojos. Había matado a su adorable cosita y a su infernal hijo.

Un fuerte ruido le sobresalto. Viktor estaba en la puerta y le miraba furioso. Tras él, todos los demás le miraban asustados. Viktor agitó su brazo y lo mandó al otro lado de la habitación. Corrió hacia Morgana pero ya era tarde. Estaba muerta.

—¿Cómo has podido? Lo has estropeado todo. ESTÚPIDO.

—Tenía que hacerlo. Ella me lo pidió.

—Pero, ¿por qué? ¿No te das cuenta de lo que has hecho? ¡Has matado a tu mujer y a tu hijo!

—TE CREES QUE NO LO SÉ. Tenía que hacerlo por dos razones. La primera, porque no quería para ella esta mierda de vida y la segunda, porque tenía que impedir que ese niño naciera.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que interpretamos mal la maldición. Ese niño era un vampiro. Era la reencarnación de Vlad.

Viktor se dejó caer al suelo. Todo había salido mal. Morgana se la había jugado hasta el final. Sin decir nada, observó cómo Peter, Nicolae, Lorie y Camile corrían a consolar a Drogo. Ellos ahora eran su familia, su hermosa familia, lo único que le quedaba. Henry entró corriendo en la habitación, miró a Viktor y le agarró del cuello.

—¿Cómo has podido? —Viktor se echó a reír.

—Ha sido más lista que yo. Me la ha jugado. ¡Qué gran esposa hubiera sido!

—Eres lo peor, Viktor. Te mataría con mis propias manos pero no hay tiempo. Los lobos están cerca y son muchos. Tenemos que huir.

Las palabras de Henry hicieron reacción en Viktor quien, inmediatamente, se puso en pie.

—¿Los lobos? Maldición. Atención a todos. Nos vamos.

Los chicos se miraron. No sabían qué hacer. Hasta que habló Camile.

—Debéis ir con él.

—Pero, Camile —Peter intentó protestar pero ella no le dejó.

—No me contradigas. Él ahora es vuestro padre y le debéis obediencia. Marchaos con él.

—¿Y tú? —intervino Lorie. Ella le acarició la cara y la miró con ternura.

—Yo estaré bien. No os preocupéis. Además, alguien tiene que darle cristiana sepultura — respondió mirando el cadáver de Morgana.

Todos asintieron y, tras despedirse de Morgana, salieron de la habitación. Camile se volvió hacia Viktor.

—¿Dónde los llevarás?

—No sé. Tal vez al nuevo mundo. Lejos de aquí.

—Sí. Es una buena idea. Pero antes déjame borrarles la memoria. Serán más felices así.

Viktor asintió y salieron los dos de allí. Camile los miró y, con un gesto de su mano, borró todos sus recuerdos. Los cinco abandonaron el castillo en dirección al nuevo mundo.

Cuando los lobos llegaron, Camile estaba en la puerta con el cuerpo de Morgana en brazos. Ella se dirigió al cementerio real para que sus restos reposaran junto a sus padres. Los lobos le siguieron en silencio mostrándole su más profundo respeto. La amenaza había desaparecido pero a qué precio.

FIN

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora