51.- PREMONICIÓN

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La tripa de Morgana ya empezaba a dejarse notar. Ella y Camile charlaba animadamente sentadas en un banco mientras Lorie perseguía a una mariposa. Era increíble lo que esa niña había avanzado en pocos meses. Se alimentaba sólo de animales y ya era capaz de controlarse entre humanos. Camile había hecho un gran trabajo.

Drogo se acercó a ella por detrás y, poniendo una mano en su vientre, le dio un tierno beso en la mejilla.

—¿Cómo se encuentran hoy las dos cositas más bellas del reino? —le susurró al oído.

—Muy bien, mi amor —respondió ella con una sonrisa —. Y dime. ¿Otra vez te has escapado de tus obligaciones?

—Que mal pensada eres, cosita —contestó sentándose junto a ella —. Vengo a verte porque tengo que darte una noticia. Dime, ¿crees que te encuentras en condiciones de viajar?

—¿Viajar? Pues, no sé. Tendría que consultarlo con Sebastián. Ya sabes, por el bebé. Pero dime. ¿A dónde iríamos?

—Iríamos a tu reino, a Valakia. —Morgana se quedó blanca pero intentó disimular. No quería preocupar a Drogo.

—¿A... a Valakia? ¿Y cuál es el motivo de ese viaje?

—La boda del rey Henry. Acaba de llegar la invitación. Será en una semana por lo que deberíamos salir mañana. Además, tengo que enviar la contestación. Bueno. ¿Qué me dices?

—Déjame hablar con Sebastián y te digo —contestó ella con una sonrisa.

—Entonces, todo perfecto. Estaré esperando tu respuesta.

Drogo le besó el vientre y los labios y se dirigió a dar un abrazo a Lorie antes de regresar a su despacho. En cuanto desapareció de su vista, Morgana dejó salir su preocupación.

—¿No estarás pensando en ir? —preguntó Camile mirándola con una ceja levantada.

—¿Y qué otra cosa puedo hacer? Drogo y Henry son amigos hace años.

—Lo sé. Pero tengo un mal presentimiento. Esto me huele a trampa.

—Y a mí. Pero. ¿Qué le digo?

—Por favor, Morgana. Tienes la excusa perfecta. Estás embarazada.

—Lo sé. Quizás deba ir a hablar con Sebastián a ver que opina. Si no quiero ir necesito que me cubra.

—Sí. Habla con él. Será lo mejor.

Cuando llegó a la puerta se quedó parada. Necesitaba un segundo para respirar y aclarar su mente. Se disponía a llamar cuando abrió Sebastián y la invitó a pasar.

—Vienes por la boda. ¿No es así? —le indicó mientras se sentaba a su mesa. Morgana no se extraño. Ya se había acostumbrado a las dotes adivinatorias del mago.

—¿Qué hago, Sebastián? Por favor, ayúdame. Necesito tu consejo.

Él la miró extrañado. Tenía que estar muy asustada para suplicarle así.

—Si te soy sincero, me huele a trampa. Si vas estarás fuera de la protección del castillo y de los lobos. Sin contar con que te meterás en una cueva de vampiros donde habrá más de un original, Viktor incluido. —Eella soltó un suspiro de alivio.

—Camile es de la misma opinión. Y a mí tampoco me huele muy bien. Entonces, dime. ¿Qué hacemos?

—Déjalo en mis manos. Hablaré con Drogo y le diré que el bebé podría peligrar con un viaje tan largo. No voy a permitir que vayas allí.

—Gracias, Sebastián. Eres un gran amigo.

—De nada. Ya sabes que haría cualquier cosa por ti.

Ella le sonrió y, cuando estaba a punto de salir, le asaltó una duda.

—Sebastián, una cosa.

—Dime.

—¿Qué tendría que ocurrir para que me convirtieran? —Sebastián abrió los ojos como platos y enseguida se puso serio.

—¿Por qué quieres saberlo?

—Porque tengo mucho miedo. Si desconozco el proceso no podré protegerme. —Sebastián suspiró y relajó su semblante.

—Tienes razón. Ven. Te lo explicaré. —Ella asintió y corrió a sentarse frente a él. — Verás, por lo general, para que un humano se transforme tiene que ser mordido y beber sangre de vampiro. En tu caso es distinto.

—¿Y por qué es distinto?

—Porque tú, como descendiente directa de Vlad, tienes sangre de original. Sólo tendrían que sacar tu lado vampiro, el resto vendría solo. No serías un vampiro cualquiera, serías un original, un pura sangre y más poderoso que ninguno. El cuerpo perfecto para el espíritu de Vlad.

—La verdad es que eso me aterra —dijo ella tocándose el vientre por lo que Sebastián le dedicó una tierna sonrisa —. Y entonces. ¿Cómo sacarían mi lado... vampiro?

—Es muy simple. Tienes que ser mordida por un original y consumir sangre humana. Es por eso que no debes ir a Valakia. Sería como encerrar al cordero con los lobos.

—Entiendo. Muchas gracias Sebastián. Me has sido de gran ayuda.


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—Sebastián ya me ha dicho —comentó mientras acariciaba su vientre.

—Sí. No podemos poner en riesgo a nuestro bebé.

—Lo entiendo. Pero va a ser muy duro pasar dos semanas sin vosotros.

—¿Vas a ir a la boda?

—Tengo que ir, cosita. Además, Camile también está invitada por lo que llevaremos a Lorie con nosotros.

—¿Nosotros?

—Sí. Peter y Nicolae. Ya sabes que no viajo sin ellos. Mientras estemos fuera, Tom y Jack cuidarán de ti.

—Entiendo.

—¿Qué te pasa cosita? ¿Por qué tan triste?

—No es nada, cariño. Es que te voy a echar mucho de menos. Y dime. ¿Cuándo os marcháis?

—Mañana.

—Entonces tendremos que despedirnos como Dios manda.

—Eso mismo estaba pensando yo.

Drogo le dirigió una pícara mirada y se lanzó sobre ella para hacerle el amor con mucha ternura. Morgana dejó la mente en blanco y se dispuso a disfrutar. Algo en su interior le decía que iba a ser la última vez que lo hicieran.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora