39.- DE VUELTA AL CASTILLO

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Habían pasado tres días desde su llegada y ya había terminado de curar a los lobos. En la aldea, todos la trataban con respeto y se preocupaban de que no le faltara de nada. Todas las noches se reunía con Tom y Jack para discutir los detalles del traslado y de lo que sería su vida en el castillo. Se sentía cómoda con ellos. En poco tiempo habían desarrollado una bonita amistad.

—Parece que ya está todo listo. Mañana será el gran día —comentó Tom.

—Así es. Estarás contenta, Morgana. Mañana podrás volver a ver a Drogo —añadió Jack con una sonrisa pícara. Ella se puso colorada.

—¿Por qué dices eso?

—Es obvio que estás con él. Cuando llegaste aquí tenías su olor por todo el cuerpo. Es un hombre afortunado.

—Gra... gracias —contestó ella un poco avergonzada bajo las sonrientes miradas de los dos hombres.

—Entonces, dinos, ¿hay algo especial que debamos hacer? —interrumpió Tom para que ella se sintiera más cómoda.

—En realidad, no. Iremos al claro y allí abriré el Vórtice. Tú, Tom, entrarás primero y avisarás a Sebastián de nuestra llegada. Después entrara la manada y, finalmente, Jack y yo. Tendrán que darse prisa en cruzar ya que no se cuánto tiempo podré aguantar el Vórtice abierto.  —Los dos hombres asintieron con la cabeza.

—Entonces, todo claro. Mañana al amanecer nos dirigiremos todos al lago para partir. Voy a terminar de organizarlo todo. Tú, Morgana, será mejor que te vayas a dormir. Necesitas estar descansada para mañana. —Morgana le hizo caso a Tom y se retiró a su habitación.

—¿Sabes a lo que nos enfrentamos, no? Viktor va tras ella —comentó Jack en voz baja.

—Si, lo sé —contestó —. Pero si no la ayudamos, las cosas irán a peor.


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El momento había llegado. Toda la manada estaba reunida en el claro. En total eran 50 personas y Morgana se puso un poco nerviosa. El notar la mano de Jack sobre su hombro la tranquilizó un poco. Lentamente comenzó el ritual y el Vórtice no tardó en aparecer ante los ojos asombrados de todos. Tal y como habían acordado, Tom entró primero. Los demás le siguieron mientras Jack les hacía señas para que se apresuraran. Sabía que Morgana era poderosa pero le daba miedo que esto fuera demasiado para ella. Cuando todos hubieron entrado, Jack cogió a Morgana de la mano, le sonrió y juntos atravesaron el Vórtice.


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Drogo estaba muy nervioso. Los lobos habían llegado bien. Poco a poco iban subiendo por las escaleras de la cripta y los iban dirigiendo hacia sus aposentos. Era mucha gente y eso le preocupaba. ¿Y si no lo aguantaba? ¿Y si no le daba tiempo a volver? Cada vez se desesperaba más. Contó hasta 50 personas. Era perfecto, ya que iban a ser de gran ayuda, pero también era mucha gente para transportar. 

Durante un rato, nadie más salió de la escalera por lo que estaba empezando a temerse lo peor. Se disponía a bajar cuando apareció su viejo amigo Jack con Morgana en brazos. Se había desmayado.

En cuanto Jack vio a Drogo, depositó a Morgana en sus brazos con una sonrisa.

VHa sido mucho para ella pero está bien. Nosotros hablaremos más tarde. Ahora cuida de ella. Es una gran mujer.

Drogo asintió con la cabeza y se la llevó a su habitación.

Cuando despertó, se negó a abrir los ojos. No lo necesitaba. Sabía que él estaba con ella. Se sentía tan a gusto, echaba eso tanto de menos, que quería disfrutar de ese momento. Un dulce beso le hizo reaccionar. Pasó sus brazos por el cuello de él y le correspondió con pasión. Estuvieron un buen rato besándose hasta que Drogo le paró.

—Tranquila, cosita. Si seguimos así no podre pararme. Y no queremos que haya una desgracia, ¿no? —le dijo él con una suave sonrisa que ella le devolvió. —Dime, ¿te encuentras bien?

—Nunca me he encontrado mejor. —Ella estaba realmente feliz y orgullosa por lo que había conseguido. —Y , cuéntame, ¿cómo han ido las cosas por aquí?

Él la soltó con delicadeza y se sentó en la cama. Su cara reflejaba preocupación por lo que estaba claro que nada iba bien.

—Hay algo que tengo que contarte.

—Drogo, me estás preocupando.

—Lo sé. Pero es algo que debes saber. —Se pasó la mano por la cabeza. No sabía cómo explicárselo por lo que decidió ir al grano. —El vampiro que entró en el castillo era Elisa.

Morgana se quedó con la boca abierta. ¿Elisa? ¿La que había sido el amor de su vida? De repente empezó a temblar. Tenía mucho miedo.

—¿Pero no la habían matado los lobos?

—En realidad fue Viktor quien la mató. Dijimos lo de los lobos para no asustar a la gente. Ese fue el último ataque de los vampiros.

—Entiendo —dijo ella poniéndose de pie.

Se acercó a mirar por la ventana para disimular. Lágrimas corrían por su cara y no quería que él las viera. Viktor... Otra vez él. Tenía que encontrar la manera de acabar con ese vampiro. 

Drogo la sacó de sus pensamientos cogiéndola por la cintura.

—Escucha, cosita. Sé que esto te preocupa tanto como a mí, pero estoy seguro de que juntos podremos con todo.

—Pero, ¿qué ocurrirá cuando te encuentres con Elisa? Ella era el amor de tu vida.

—No va a pasar nada. No me voy a dejar engañar por ella ni voy a permitirle que te haga daño. Y, que te quede claro cosita, el amor de mi vida eres tú.

Morgana se volvió a abrazar a Drogo. Él le acarició el cabello con ternura mientras ella lloraba en silencio. Estaba claro que las cosas se iban a poner aún más difíciles para ellos.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora