46.- PEQUEÑA DESGRACIA

87 10 2
                                    

—Así que te has acostado con él —dijo Viktor riéndose a carcajadas mientras Elisa sentía que se ponía colorada.

—Por favor, Viktor. No digas tonterías.

—No las digo, pequeña, lo veo en tu cara. Y dime, ¿acaso es mejor que yo en la cama?

—No pienso contestar a eso. —Viktor se volvió a reír mientras ella trataba de guardar la compostura.

—Vaya con el rey Drogo. Tiene que ser muy bueno para haberte dejado esa cara. Y dime, ¿cómo lo conseguiste?

—Tengo mis técnicas.

—Y sabes manipular las mentes, ¿no? —Ella sintió que se volvía a sonrojar.

—No he venido aquí por eso. —Él la miró divertido.

—Entonces, dime, ¿a qué has venido?

—Drogo quiere ver a su hija en menos de un día. Hay que preparar un encuentro.

—Eso es imposible. —La cara de Viktor se había vuelto seria de repente.

—¿Cómo que imposible? Vamos, Viktor. Si Drogo no la ve me echará a los lobos. ¿Es que no vas a hacer nada?

—No insistas. No hay nada que se pueda hacer.

—Explícate, Viktor.

—No te va a explicar nada. Éste imbécil ha metido la pata hasta el fondo.

—Tú no te metas, Camile —gruñó Viktor.

Elisa no entendía nada. Se quedó mirando a esa extraña mujer que acababa de hablar y, entonces,se dio cuenta de que Lorie estaba escondida detrás de ella. La niña temblaba, tenía mucho miedo, por lo que le sonrió y le habló con voz dulce.

—Lorie, cariño. ¿Por qué te escondes de mi? ¿No quieres estar con tu mamá?

Lorie salió de su escondite con lágrimas en los ojos. Miró a Elisa y después a Camile. Ésta le cogió la mano y le sonrió.

—No —dijo la niña enfadada —. No quiero estar contigo. Eres un monstruo. Me has engañado y por tu culpa yo también lo soy.

Camile cogió a la niña en sus brazos para calmarla. Elisa no podía creer lo que oía. Su hija la había llamado monstruo y... ¡un momento! ¿Había dicho que ella también lo era?

—¿Cómo has podido, Viktor? Es sólo una niña. ¿Es que no tienes corazón?

—No ha sido culpa mía. Si Dorothy...

—Deja ya de echarle la culpa a Dorothy —dijo Camile enfadada —. Es culpa tuya que la niña estuviera con ella. Podías haber intentado curarla pero no. El señorito tenía que convertirla.

Elisa intentó acercarse a la niña pero ésta se volvió mostrándole sus diminutos colmillos.

—Será mejor que no te acerques a ella.

—¿Y quién eres tú para darme órdenes? Es mi hija. Soy yo quien tendría que estar con ella.

—¿Para qué? ¿Para seguir utilizándola? Olvídate de ella. Ella ya se ha olvidado de ti.

La mujer salió con la niña en brazos dejando a Elisa sin saber que decir. Ésta se volvió hacia Viktor con furia en sus ojos.

—¿Y, ahora,qué se supone que tengo que hacer? ¿No has pensado en eso? — Viktor la observaba tranquilo.

—Sí, lo he pensado. Y la verdad es que empiezo a cansarme de este juego. Dile a Drogo que acuda a media tarde al lago. Sin lobos.

—¿Vas a llevar a la niña?

—¿Me tomas por tonto? Voy a tenderle una emboscada. Morgana vendrá a mí quiera o no.


_____________________


—Drogo, corre.

—¿Qué pasa Jack?

—Es su olor. Morgana está aquí.

Drogo salió de la habitación a toda velocidad. Corrió por los pasillos y, al doblar una esquina, allí estaba ella. Sin pensárselo dos veces corrió a sus brazos y, apoderándose de su boca, comenzando a besarla de una manera tan desesperada como apasionada. La necesitaba y ella a él.

Cuando se separaron, él se dio cuenta de quien les acompañaba.

—¿Qué hace esa traidora aquí? —preguntó mirándola con cara de desprecio.

Morgana le cogió la cara y le obligó a mirarla. En sus ojos había pena, tristeza, amargura, un montón de sentimientos que a Drogo no le gustaron nada.

—Drogo, mi amor. Yo...

Morgana se echó a llorar. Drogo no entendía nada. Entonces Tom le dio un empujón a Dorothy.

—Díselo. — Dorothy era incapaz de hablar. —¡QUE SE LO DIGAS¡

Drogo la observaba intrigado. ¿Qué era lo que pasaba? Entonces Dorothy comenzó a hablar.

—Drogo, yo, lo siento. Fue un accidente. Yo no sabía que hacer. Había mucha sangre. Entonces llegó Viktor y...

—¿De qué estás hablando? ¿Qué me quieres decir?

—Es Lorie. Viktor la ha... convertido.

Drogo se quedó helado. Su niña era ahora un monstruo. No podía creerlo. Se soltó del abrazo de Morgana y comenzó a deambular por los pasillos. Cuando llegó a la habitación de su hija se acercó a la cama y cogió la muñeca de trapo que ella solía llevar. La apretó con fuerza en su pecho y comenzó a llorar.

Morgana le abrazó por la cintura apoyando la cabeza en su hombro y lloró junto a él. Ambos estuvieron varios minutos quietos, llorando en silencio.

—¿Por qué? Era sólo una niña. Tenía toda una vida por delante.

—Lo sé, mi amor. Es todo por mi culpa. Ojalá lo hubiera podido evitar. No te he traído más que desgracias. —Él se volvió a mirarla.

—No digas eso, cosita. Lo único que tú me traes es felicidad. La culpa de todo es de Viktor y te prometo que no parare hasta acabar con él.

EL REINO PERDIDO. PARTE I (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora