— Charlotte ¿Cómo has estado mi niña? — su tono un poco más dulce de lo normal dejaba claro el conocimiento que ella poseía sobre mi pequeño percance.
— Todo bien— le sonrío con tranquilidad, tratando de ponerle fin al tema que ni siquiera había empezado.
— Ayer Willy salió desesperado a tu casa, nos quedamos preocupados cuando no volvió, ni llamo— por unos segundos sus ojos ámbar fulminaron al castaño antes de mirarme otra vez— pensamos que había sucedido una tragedia o algo.
— Ah, nada de eso. Tranquila, solo fue una bobada mía, lamento haberlos preocupado— bajo mi mirada por respeto y culpa.
"Solo causas problemas."
Su risa femenina y suave, pero no menos macabra, baila por mi cabeza a un ritmo lento y tortuosos. Muerdo mis labios a la par que mis dedos se mueven inquietos.
" Estorbo~, eres un estorbo pequeña princesita."
Cierro mis ojos y sin notarlo tomo la mano de William en busca de apoyo.
— ¿Charlotte?— su susurro imperceptible me vuelve a la realidad. Mi cuerpo dando un salto, mi sentidos volviendo a mí.
— ...estra familia. Siempre lo has sido, desde que eras una bebe regordeta y llorona.— Belinda asoma su cabeza entre los asiento y me sonrie con dulzura.— mira lo grande y hermosa que éstas ahora.— entonces, su mirada baja a la unión que su hijo y yo poseemos, la sonrisa que antes tenía ensanchandose aun más. Un brillo especial cruzando su mirada emocionada.
Dándonos una mirada inocentemente insinuante se endereza en su asiento y empieza una charla con su esposo.
Con nerviosismo y vergüenza suelto la mano de Will. Mirando por la ventana en busca de un escondite para mi rostro ardiente. La risa de Will me obliga a rodar los ojos con hastio y alegría a la vez.
— Estoy tan ansiosa por ver a mi niña y a mi nieta, oh Dios ¿Qué tan vieja estoy?— la emoción en su voz era evidente, no tenía que decirlo para que todos los presentes lo notarán.
Sonrío feliz por ella. De seguro fue difícil no estar ahí para su hija por tanto tiempo, tomando en cuenta lo mucho que amaba a sus hijos y lo cariñosa que era. Suspiro en silencio, cerrando mis ojos. Esto era lo correcto, buscar una distracción sin preocupar a nadie era la opción mas certera.
¿Cierto? Debía serlo, pronto esa voz en mi cabeza se ira. Es solo estrés.
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— Charlie, levanta anda, que ya llegamos.— el sonido de la voz de Will me parece irritante en mi estado somnoliento.
— No — murmuro frunciendo mis labios. Moviéndome lejos de su mano.
— Vamos linda, aunque esta gente me caiga malísimo, somos invitados y debemos comportarnos. Papá y mamá ya están adentro.— lloriqueo hastiada y me levanto de mala gana.
"Eres tan mediocre."
No miro al ojiambar cuando salgo del coche con los ojos semi cerrados. Tampoco es que pudiera realmente, simplemente estaba cansada y tenía mucho sueño. Mis ojos me estaban traicionando al cerrarse solos y mi cuerpo, pesado y lento se tambalea de vez en cuando.
— ¡Charlotte!— siento mi mundo dar vueltas, volverse más oscuro a cada segundo.
"Débil y patética, ¿Qué se le va hacer? No cambias ¿Eh?"
— Callat-te ya— siseo pero no entiendo lo que sale por mi boca, parece más un balbuceo que cualquier otra cosa.
— ¿Hace cuanto no te alimentas de sangre humana?— William toma mi cintura con uno de sus brazos y no tengo que pensarlo para apoyarme de él. Dejo mi cabeza en su hombro y camino con su ayuda, aunque mis ojos esten cerrados, confío en él.
"¿Él confía en tí?"
— C-cuatro— trato de responderle lo mejor que puedo pero solo eso sale. Mi mente ocupada en ignorar a la molesta voz que retumba de lado a lado en mi mente.
— ¿Dias?— niego— ¿Semanas?— vuelvo a negar— ¿Meses?— asiento débilmente y trato de luchar contra el mareo y ardor en mi garganta.
Puedo con esto, no es nada. Solo un poco más, solo unos dias más.
"¿Segura? No lo parece, cariño."
— ¿¡Que demonios tienes en la cabeza Charlotte!? ¡Esta vez de pasaste!— me regaña y mi ceño se frunce, mi cabeza palpita gracias a su grito.
— E-estoy bien, se me pasará ya ve- —alzo mi rostro para sonreírle pero solo encuentro un mueca preocupada y llena de enojo.
— No lo digas, solo...no hables.— me interrumpe y de un movimiento veloz, me tiene cargada como una princesa.— No harás esto de nuevo...no juegues con tu vida así. ¿De qué te has estado alimentando?— la angustia en su voz me deja muda y tiesa.
Eres tonta.
"De hecho."
—Venados — el cazador de mi familia; alguien que raramente pasaba por allí sino era en ocasiones especiales como fiestas, me traía uno o dos litros de sangre de su presa. Fue un favor que le había pedido desde adolescente, y desde ese entonces siempre lo hace, a escondidas de mi familia por supuesto.
Beber sangre animal era una deshonra para cualquier vampiro. La idea de hacerlo era vista como débil y ridícula, altamente disgustada por todos. No porque quisieran proteger a los animales, mas bien porque según todos, los vampiros son depredadores reyes, y nuestra presa son los humanos; es una regla. Odiaba la prepotencia que mi especie tenía, claro no todos eran iguales, pero si la mayoría.
Aunque si era cierto que la sangre animal no era suficiente para nosotros; para tan siquiera mantenernos mínimamente fuertes era necesario beber exageradas cantidades. Necesitábamos las proteínas que los humanos poseían para mantenernos en un buen estado. Pero a mí no me interesaba ser fuerte, tampoco veloz. No me importaba para nada. Solo quería vivir sin ese cargo tan pesado en mi conciencia.
No quería herir a nadie, pero la naturaleza estaba en mi contra.
— ¿Cuanto a diario?— me quejo internamente y entre abro mis ojos.
Me quedo en silencio cuando mis ojos examinan el lugar. La fachada de la casa haciéndose extremadamente conocida. Trago en seco, mi mareo aumentando gracias a mi débil cuerpo.
— Vamos, pediré un buen vaso de sangre para ti. Y no te atrevas a negarte. Mira hasta donde has llegado. No quiero decírselo a tu padre, pero me éstas obligando Charlotte.
Soy arrastrada hasta la puerta de la gran mansión. Aunque en mi cabeza grité por que se detuviera y diera la vuelta. Aunque intenté negarme y detener mi cuerpo a toda costa, no pude. Y por primera vez en toda mi vida, me arrepentí de no beber sangre.
Estaba muy débil, mi cuerpo no respondía a mis instrucciones. Y lo peor...
Mi cabeza estaba llena de filosas e hirientes carcajadas.
— Bienvenidos a la mansión Salvatore— una chica rubia y baja saludó. Mi vista se enfocó solo en ella y en sus ojos verdes, en lo mucho que los abrió al verme.
"Bienvenida a casa, esclava."
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La muñeca del pasado
Vampire"Tengo mucho miedo..." "¿A qué?" "A mí misma." ..... "Por favor, no se vayan." No me dejen caer. Ella quiere vencerme...y lo está logrando. Segunda Temporada de 'Esclava de su palabra'. Contenido relacionado a enfermedades mentales tales como la bip...