— ¿Recordaste algo?— niego en silencio, mirando el suelo perdida entre mis propios conflictos.
Rosas.
Las rosas eran algo importante en todo esto. Tenían que serlo. Lo recuerdo, eso fue lo primero que me atormento aquel día cuando perdí el control de mi cabeza. El día de la fiesta donde por primera vez en mi vida me llamaron Lucia.
El momento en el que todo esto tomo inicio.
— Era de esperarse, no sucedio mucho ahí realmente.— alzo mi cabeza y lo miro, habla con una pequeña sonrisa mientras su pulgar acaricia mi mano.
Mis ojos viajan a sus labios finos, el beso de antes llega como bala ardiente a mi mente. Como consecuencia, mis mejillas se acaloran y trago saliva.
Solo ahora el peso de aquella acción cae sobre mí.
Había besado los labios de un hombre.
Había besado a Edward Salvatore.
Con mi mano libre cubro mi boca y miro perdida entre las alarmas en mi cabeza la gran entrada de la mansión. Debatiendome entre si lo que hice estuvo bien o no. Y mientras más lo pensaba, menos cosas positivas encontraba.
¡Claro que no estuvo bien!
Yo quería que el primer hombre que tocara mis labios fuera William. Quería que él fuera mi primero y único. Quería que fuera...especial en cierto modo.
"Él no parece querer lo mismo, princesita. Mejor sigue tu vida sin él, es el mejor consejo que te pueden dar."
Pero...yo no quiero seguir sin él.
No podría.
Un bufido irritado resuena junto a un frío "estupido" para luego todo quedar en silencio. Dejándome a mi suerte entre el remordimiento.
— Ese fue tu primer beso, ¿Me equivoco?— me sonrojo aumenta aun más ante su intensa mirada café, algo me dice que no tengo que contestarle. Él ya lo sabe.— Es un honor entonces, de todas maneras debo disculparme, te besé sin tu consentimiento. Te arrebate algo importante, espero puedas perdonarme — se detiene y se gira hacia mí, ahora sosteniendo mi mano entre las suyas. El arrepentimiento claro en su expresión facial.
— E-esta bien— respondo más por él, que por mí. Sin poder sostener su escrutinio un segundo más, miro hacia la derecha en busca de escape y trago saliva otra vez, avergonzada y nerviosa.
— Me alegra oírlo entonces— sonríe una vez más, esta vez, no una de esas nulas sonrisas que suele dar, sino una llena de gozo y cariño.
Y con eso, aquel beso ya no se sentía tan erroneo.
Verlo feliz, es suficiente para mí.
— Edward, ¿Podemos hablar?— la burbuja en la que ambos estábamos explota y nuestra atención cae sobre el joven en la puerta.
— Claro, ¿Qué necesitas?— la sonrisa de Edward se borra lentamente. Su rostro ahora expresa seriedad con un toque de tranquilidad, como normalmente lo haría.
— Acompáñame un segundo— Seung baja los escalones restantes, mucho más serio que Edward.
Me encuentro preocupada por él, puesto que verlo así no me agradaba. Sentía que estaba mal, algo no estaba bien con él. Una necesidad de hacerlo sentir mejor se instala en mi pecho, como un instinto.
Es entonces, cuando ya está a un par de pasos de nosotros que veo su mirada filosa clavada en nuestras manos unidas. Me doy cuenta que no esta serio, está molesto. Su mandíbula fuertemente tensada mientras sus labios carnosos forman una línea inconforme.
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La muñeca del pasado
Vampiros"Tengo mucho miedo..." "¿A qué?" "A mí misma." ..... "Por favor, no se vayan." No me dejen caer. Ella quiere vencerme...y lo está logrando. Segunda Temporada de 'Esclava de su palabra'. Contenido relacionado a enfermedades mentales tales como la bip...