Narra Charlotte:
— Creo que ya es hora de darte tu espacio— papá me sonríe mientras desordena mi cabello. Le sonrío de vuelta y cierro mis ojos, disfruntando plenamente de su caricia.
— Yo me quedaré un poco más sino le importa— miro a Will sutilmente y trago saliva. Algo va mal con él, esta demasiado serio y su mirada es tan profunda y indescifrable.
— Tienes 5 minutos, no más— mi papá le mira sin expresión y luego sale de mi habitación, no sin antes sonreírme una vez más.
— Estás mintiendo— es lo primero que sale de su boca, ocasionandole a mi corazón un ataque de pánico.— Te conozco Charlotte, no puedes mentir frente a mí sin que lo note. ¿Que fue lo que paso realmente?— trago saliva y dejo mi mirada pegada al suelo.
¿Que debo decirle? ¿Le digo la verdad?
"Claro que no. ¿Quieres meterlo en esto? No me extraña, eres tan egoísta. Dañas todo lo que te rodea, esa es tu naturaleza, tu ser."
—No paso nada grave, en serio. Deja ya el tema, por favor. Me incómoda ¿De acuerdo?— su ceño se frunce pero se queda en silencio.
Me mira desde su lugar, sus brazos cruzados sobre su pecho con silenciosa indignación. El aire a su alrededor tenso y oscuro empezaba a llegar hasta mí. Mi mirada se aparta cobardemente y se centra en la taza de té en mis manos. Estaba medio vacía y no me apetecía tomar más, por lo que la deje sobre la mesa de noche.
— Bien, no volveré a preguntar.— con un suspiro resignado se acerca hasta mí, una sonrisa de labios cerrados en su rostro.— te extrañe tanto.— murmura cuando ya está a solo un paso de mí.
— Y yo a ti— mi corazón da un salto cuando se inclina y envuelve sus brazos a mi alrededor. Su perfume varonil llenando mis fosas nasales y enviando una sensación de placer a mi cerebro.
Mi cuerpo se acerco más al de él sin yo notarlo. Siempre era así, siempre busca su toque, esa calidez y comodidad que solo él podia brindarme. Suspiro en su cuello con alivio, en verdad habia extrañado esto.
William había salido a un viaje de negocios con sus padres a principios del mes pasado y había llegado ayer por la noche a Inglaterra. No lo habia visto por exactamente un mes y una semana. Treinta y siete torturosos días sin escuchar su voz o sentir su toque amable.
Esto para nosotros era demasiado, pues eramos inseparables. Haciamos todo juntos desde niños cuando nuestros padre nos presentaron. Para ese entonces yo tenía 5 años y el 6. Fue algo gracioso a la par que vergonzo, lo recuerdo perfectamente. ¿Y como olvidarlo? El muy descarado me habia pedido ser su novia a solo minutos de conocerlo y yo, sin saber que era eso realmente, le dije que sí. Nunca olvidaré el grito que dio mi padre y la manera en la que trato de alejarme de Will durante toda la fiesta. En eso tiempos no me parecía nada importante, pero ahora no puedo pensarlo sin entrar en un ataque de risa.
Y, entonces...¿Por qué no estoy riendo en estos momentos? ¿Por qué esa preciada memoria se siente tan vacia y sosa? No siento nada cuando recuerdo esos momentos, no me causa nada, ni siquiera una pequeña sonrisa.
Sentia como si no perteneciera a esa memoria, como si no fuera mía.
— ¡Los 5 minutos ya pasaron!— el grito de mi padre me saca de mis cavilasiones. William me suelta de a poco pero soy incapaz de dejarlo ir.
"Solo saldrá herido si se queda contigo, eres uno pedazo de cristal roto. Solo creas problemas y heridas."
— Ya debo irme enana— el castaño me mira con ternura y acaricia mi rostro.— Tu padre me matará.— niego y lo miro a los ojos, no dándome cuenta de que tal vez los míos muestren más de lo que quiero.
— Quédate hasta que me duerma— su mirada se suaviza y asiente sin problemas.
"Eres una egoísta, esclava"
Trago saliva otra vez y me acomodo en la cama, dándole la espalda al ojiambar. Mi mirada se queda tiesa en la pared mientras escucho los movimientos de William. A los segundos siento su presencia a mi lado y sus brazos envolverse alrededor de mi cintura. Mi cuerpo se relaja de un segundo a otro y cierro mis ojos, pensando solamente en su toque.
Pensando solamente en él.
— Espero algún día me cuentes lo que te sucede— su susurro llega a mis oídos en un tono triste y angustiado, la culpa carcomiendo a cada palabra.
Espero algun día poder hacerlo.
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— ¿A donde vas?— mi voz sale somnolienta mientras estrujo con mi puño uno de mis ojos y con el otro escasamente abierto miro la espalda de Will.
— ¿Te levanté? Lo siento— un sonrisa de disculpa cruza su rostro pero se desvanece al segundo.— Debo ir a ver a mi sobrina, cumplió años y no pudimos estar presentes. Asi que papá y mamá decidieron ir mañana temprano.— me reincorporo y lo miro apenada.
— ¿Tienes que ir? — toco su hombro en un intento de apoyo. Sabía lo mucho que le desagradaba la familia del padre de su sobrina. Siempre que los visitaba regresaba con el peor humor que podria llegar a tener.
Muchas de las veces me evitaba para no herirme. Pues cuabdo estaba de mal humor solía soltar palabras de las que luego se arrepentía. Yo odiaba cuando lo hacía, pero entendía que era por mi bién y por el suyo. Aun así, igual me lastimaba verlo de esa forma.
William enfadado es similar a un león enjaulado. Da vueltas y vueltas desesperado y ataca lo primero que ve. Gruñe furioso y no tiene control de si mismo.
El control no era una de las mejores cualidades de mi mejor amigo.
— Tengo que ir, no he visto a mi sobrina hace medio año ya. Además, no es su culpa que su familia paterna sea tan desagradable.— se sienta de lado y toma mi mano, un brillo que ya conocía baña su mirada y lo miro con atención.— ¿Y si me acompañas? No has tenido la oportunidad de conocer a mi sobrina y ¿Hace cuanto no ves a mi hermana? De seguro te extraña.
Bajo mi mirada a nuestras manos unidas y tuerso un poco mis labios.
¿Es una buena idea?
Es decir...seria una buena distracción. Pasar tiempo con la muchacha de seguro me ayudaba. Entre ella y yo había una conexión especial, no eramos la mejores amigas, pero podiamos confiarnos cualquier cosa. Cuando eramos más pequeñas y ella aún seguía viviendo en la casa Belmonte, charlabamos por horas o simplemente nos haciamos compañia en silencio. Y si no eran alguna de esas, entonces hacerle travesuras a William era lo que más no unía.
Eran buenos tiempos, ¿Cuanto había pasado desde la última vez? ¿7 años?
— De acuerdo— sonríe emocionado y se reincorpora— pero...¿Puedes quedarte a dormir hoy? Mañana temprano vamos a tu casa y luego a ver a tu sobrina.
"Cobarde."
— Por supuesto— responde algo extrañado, pero igual sonríe y se vuelve a acostar a mi lado.
Tomo aire y me preparo para dormir.
Puede que esto acabe, después de todo. Seguramente charlar sobre lo que siento con ella me ayude, siempre lo hace.
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La muñeca del pasado
Vampiros"Tengo mucho miedo..." "¿A qué?" "A mí misma." ..... "Por favor, no se vayan." No me dejen caer. Ella quiere vencerme...y lo está logrando. Segunda Temporada de 'Esclava de su palabra'. Contenido relacionado a enfermedades mentales tales como la bip...