19
Clem
Quisiera celebrar mi hazaña pero los celos destrozan mi orgullo. La enrulada se quedó con Bosco aguantado y despechado. La combinación maldita. Bebo y bebo agua, para bajarme el alcohol y aletargar mi imaginación con lo que hacen ahora mismo. Me quito los tacos, enciendo la lámpara de mi mesa de noche. Lo llamo con el pensamiento. Y el que me llama en vivo es él.
_Estoy llegando.
_¿Llegando?_¿me llama mientras tira? ¡Ahhh!!!_A casa.
_No, no puedes...
_¡Claro que puedo!_ me cuelga. Dios, si entra será imposible echarlo, siquiera contenerlo. Le marco y no contesta. Escucho la puerta del garaje, estaciona en una brusca maniobra.
¡Yo solita me la he buscado! Tengo que salir a detenerlo, pero es un ciclón. Me lo choco en las escaleras. Me quedo atónita y en tres zancadas me alcanza en el segundo piso.
Arrebatador, peligroso, irrefrenable, como en mis secretas fantasías ¡La ha dejado por mí! Me muero por...
¿Pero estás loca? Un desliz en este momento de ruptura me hundiría. No debí... ¡Soy bruta! Quería seducirlo y quitárselo, aunque fuera por instantes. Pero en una región confortable, con él bajo control.
_¡A la cama!_ exige, sin titubeos. El ceño fruncido, la capa incipiente de sudor en su rostro, la respiración apresurada y el gesto animal, se comen mi voluntad. Mastica un chicle mentolado. Lo hace cuando fuma y me quiere agarrar. Se me seca hasta la garganta.
_Has entendido mal...
_Seguro que no.
_Bosco, no..._tartamudeo.
_¿¡No!?_ me jalonea del brazo. Me asusta y me gusta_ ¡Al demonio el no!_ su determinación no deja dudas. Me va a tirar, es un hecho y sin la más mínima contemplación por si se me ocurre suplicar.
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_Escúchame..._mis temores arrinconan mis ganas ¿Por qué no puedo sólo dejarme ir? Nada ha cambiado. Con él soy la misma torpe miedosa. Mi mejor as para desilusionarlo.
_Cero.
_Por favor...
_¡Ni de mierda he venido a conversar!_ su mano ya está en mi nuca, deslizando el cierre de mi vestido. Se me eriza la piel_ ¡Tu filosofía barata ha dejado de interesarme hace mucho!_ empuja la tela a mis pies. Sus pupilas dilatadas son pura lujuria. Su respiración despunta ruidosamente. El conjunto de encajes color piel es muy sugerente. Me encorvo un poco. Cenicienta sexy ha vuelto a su triste realidad frente al príncipe oscuro. Va a pisotearme por creerme lo que no soy.
_¡Retrocede!_ el índice me hinca entre los senos y hace un ademán.
_Debes irte..._trago saliva_. Lo siento, Bosco. Ha sido una estupidez para 20_ me victimizo_. Dejemos las cosas de este tamaño...
_El que juega con fuego, se quema_ el resumen de mis arrebatos_ ¡Muévete!_ su voluntad me doblega, empiezo a retroceder...
Me acuesto con Lorenzo para matar la soledad y disfrutar del descubrimiento. Pero con Bosco esa ligereza es imposible. Hay demasiado pasado, presente y sobretodo, sentimientos encontrados. Me detengo. En un santiamén estoy de cara contra su espalda, colgada de su hombro ¡Me da una palmazo en la nalga!!! Chillo de la sorpresa y de no sé qué. Una rara picazón despereza mi deseo.
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En El Bosque, Clementina
RomanceAtractivos, exitosos, enamorados. La pareja de oro..., sólo lo parece. Cuando Clementina encuentra a Bosco, a punto de subirse a un avión con su amante, se ve obligada a enfrentar el ocaso del amor, en manos de sus imposibilidades en el sexo. Ella s...