Capítulo 11

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Clem


La semana pasó volando y es un alivio. Yo tenía muchas ganas que llegara el sábado para ver a Lorenzo. El recuerdo de Bosco quiere sobrepasarme y necesito ayuda.

Debo hacerme a la idea que no volverá. He pensado en convertir su sótano acústico en mi sala personal de yoga y meditación. Ahora, sin su batería, sólo queda la Barcelona Day Bed y el saco de boxeo. Se los enviaré lo más pronto posible, porque ellos todavía me hacen creer que no se ha ido. Es de aquí para adelante donde realmente comienza a doler con toda su fuerza. El padecimiento real no está tanto en la ruptura como en el día a día que cae después de. Un duelo por todo lo compartido. Dos vidas que se enredan de a pocos y se desarraigan violentamente. Es más común y letal de lo que debería ser.

Astor ha reemplazado a Bosco en nuestra tradicional sábado depizzas, libres de gluten, con masa de Amalfi. Se instauró a solicitud de Cloe hace un par de años. Darío las adora y no puede comerlas con tanta facilidad.


"_Se pone triste, mami..."


Y ella que se preocupa a más no poder por su mellizo propuso complacerlo y acostumbrarnos a comer lo que él podía comer. Horneamos nuestra masa especial y le ponemos jamón de pavo de un proveedor artesanal sin rastros de gluten, mozzarella, hongo portobello, espárragos y alcachofas del fundo de Rogelio y un poco de arúgula de nuestro huerto orgánico de Pachacamac.

Hoy han venido un par de amiguitos que están fascinados con las pizzas. Las recetas que inventamos cada sábado las repito en el Delivery Celiaco. Realmente las pizzas la rompen. Sólo me falta hacer el cálculo exacto de calorías.

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Está muy inquieto por mi relación con Lorenzo. Creo que esperaba a la típica mar de lágrimas en la que me convierto cada vez que Bosco me deja. Lo que debería empeorar frente a un divorcio.

Hoy corrimos juntos muy temprano. Aunque es un decir, porque él corre mucho más rápido y me deja botada siempre. Prendida con Marco Mengoni, acelero con una suave sonrisa y se me congela cuando Bosco baja corriendo por la Avenida del Rosario. Me echa un vistazo detallado pero ni me saluda. Sube a la ruta, en mi mismo sentido y me deja botada también.

_¡Se ha mudado a dos edificios del mío!_ estrecha la mirada.

_¡Diablos!

_Me jode todo el tiempo. No tiene ni mierda de idea de nada y no sabe nada de nada de vivir solo_ los cuatro niños juegan a las escondidas en el jardín, después de cenar _. Se ha olvidado por completo de sus largos años de soltero. Hasta le he tenido que cederle a Magda por las tardes ¡Le cocina lo mismo que a mí! Sin querer sigue comiendo tu menú.

Una ráfaga de remordimiento. De un momento a otro, lo ha perdido todo... ¡Pero ha sido por sinvergüenza y sacavueltas!

_Habla más bajo, no se vayan a dar cuenta que rajas de sus papá..._ se ruboriza apenado.

_Voy a leer un rato a casa antes de pasar por Sergio a la función... Tengo que acabar El Paciente(141). Me tiene en ascuas desde ayer.

_Mucho tiempo que no te enganchabas con una nove ¿Me la pasas?_ aunque sé que no pasaría de la primera página. No tengo cabeza para las historias de otros en estos momentos.

_Un thriller muy bien manejado_ se despide con un beso en la frente_. Anda con cuidado con ese monito de pintor.

_Me ha hecho conocer los orgasmos..._sonrío feliz_. Y tenías razón, he sido una tonta perdiéndomelos tantos años.

En El Bosque, ClementinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora