Capítulo 26

60 10 1
                                    

26


Clem


El timbre suena, estoy del otro lado de la puerta, cuando recojo sobres y facturas. La clase de pintura no ha logrado animarme hoy. Tal vez debería de cambiar de escuela. Siempre estoy pensando que voy a toparme con Lorenzo.

Abro y es el mismo Nardi, en plena noche y en vivo y en directo.

Desde que nos encontráramos, me ha escrito tantos chats que ya perdí la cuenta. Los ignoré todos. Me ha llamado y no me he atrevido a contestar. No tengo espacio para más en mi cabeza y no me arriesgo a enfrentar el temperamento de Bosco. Sé que toda esta situación lo tiene al límite y si traspasa, no sé bien con qué me podría encontrar. Hace varios días que no viene por mí, aunque no deja de pasar tiempo con los niños, hacen tareas, los recoge de las extracurriculares y se los lleva en solitario a planes de fin de semana. Si es que avanzamos alguna vez por unas horas, entre sus celos descomunales, su deseo revanchista y sus dotes en encrucijada, ahora estamos más atrás todavía. Desconectados. Lo que dicta que el sexo y nosotros es un factor de fractura, irremediablemente.

Me entrega un USB en forma de tronco.

_¿Y esto?

_La ilustración de los cuentos_ sus lindos ojos toman un atisbo de vida_. Me he divertido leyendo y luego escenificando.


– 841 –

Había olvidado que se la encargué en julio. Tiene talento de sobra y alma de niño. No creo que me equivoque al pensar que será un éxito.

_Súper_ le sonrío ligeramente_. Mis hijos piensan igualito que tú y yo estoy segura que a mi amiga le encantará_ no me atreví a confiarle a ninguno de los dos la identidad del otro. Hubieran sido adversos antes de darse la oportunidad_. Se lo voy a pasar y te aviso si hace alguna anotación.

_Te extraño un montón, Clementina y va en escalada_ se va de cabo a rabo y me descoloca. Tiene más orgullo y decisión del que pensé_. No contestas mis mensajes ni me coges las llamadas_ parece justificar la verdadera razón que lo tiene en la puerta de mi casa.

_Veo muy difícil que podamos rescatar nuestra amistad.

_¿Amistad?_se muerde el labio inferior, inquisitivo_. Entre tú y yo hubo mucha gravedad horizontal_vuelvo a ponerme colorada_. Nunca pasamos por la etapa de amigos.

_Porque era un servicio asignado y no entremos en pormenores.

_Si quieres, entra_su insolencia me da ganas de tirarle la puerta en la cara_. Porque todos tenemos nuestro nicho de mercado y aunque no sea mi vocación, no me puedo quejar de cómo ayuda a mi economía de pintor con creatividad fluctuante, mis servicios.

_Entonces_ cruzo los brazos contra el pecho. Comienza a lloviznar. La primavera se hace esperar.

_¿Has vuelto con tu marido? 

_Sólo Dios sabe.

_¿Esa respuesta parece lo que es? 

_Es lo que tengo.

_¿Por qué eres tan testaruda?_ intenta deshacer mi abrazo y dejo de resistirme_. Debes extrañarme aunque sea un cachito_ mis brazos caen. Comprendo que necesito un respiro, intercambiar palabras con quien primero que sexo pagado o no, fue un confidente a todo costo.

La Range casi nos atropella, sobre la vereda antes de detenerse en una estrepitosa frenada. Un escalofrío de anticipación y terror recorre mi espina dorsal. Una raya más al tigre o tal vez, la final.

En El Bosque, ClementinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora