Captítulo 44

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Clem


Enmarañados...

Vuelvo a despertar. El aroma caliente a cera de vainilla quemándose, inunda mis mente. Ronroneo suvemente al desperezarme. Las velas todavía arden y es la única fraccción de luz en la habitación que ha inundado la noche. Hemos dormido por horas después de...

Encojo los muslos intentando bloquear una punzada de deseo. No debería estar entre mis piernas ni yo debería estar aquí. Me levanto al toque, envolviéndome en las sábanas y el pudor.

Él duerme.

Me quedo unos instantes contemplando su semblante relajado, sus facciones definidas y cinceladas. Somos tan vulnerables, atrapados en el sueño. Nos desdoblados en el instinto, sin reparos.

Bosco es una fiera despierto y pura ternura ahora mismo. El vacío nace en mi estómago y se expande hasta mi corazón. Ya lo añoro y recién empiezo a perderlo en mi convencimiento.

Bajo la ducha intento que el agua se lleve el olor a sexo, impregnado en toda mi piel y todos los flashes que incendian mi mente.

Sintonía de cuerpos, irónica y despiadada.

– 1204 –

Hemos tenido un gran amor sin esa conexión de piel y ahora la apañamos, haciendo trisas tantos argumentos en contra de la química sexual, sólo cuando el amor se ha roto...

Y sin protección, él se olvidó del condón la última vez y yo de su historial...

Después de minutos sobre minutos tengo que dejar la ducha y volver al mundo. Me envuelvo en la felpa blanca, aseguro el cinturón, sin poder asegurar nada más que la bata.

Doy un respingo cuando me lo choco en la puerta del baño. También acaba de tomar una ducha. Lleva sólo pantalones de dormir...

_Te fuiste.

_Me tenía que ir_se me seca la garganta, el calor y mis mejillas ya son como el dúo dinámico. Sus ojos brillan, divertidos, tan pagado de sí mismo. Y tiene motivos. Ha logrado tirarme sin vacilaciones, librándose de sus demonios conmigo. Ha hecho trizas su única flaqueza y como presagiaba en nuestros primeros años, me ha llevado a las nubes.

La medalla que le faltaba. Porque si hay algo que no perdió con la amputación fue la seguridad en sí mismo. Se ha movido con esa prótesis provisional horrible y sin ella, con el dolor y la frustración, manteniéndose en su rol de imán en el entorno.

_No voy a decir que me arrepiento_ arrastra las palabras, apoyándose en la pared, con los brazos cruzados contra el pecho. No puedo despegar los ojos de la Fenix _. Aunque tal vez el final de la segunda... ¿Te lastimé?_ titubea y yo hiervo sofocada... Me contraigo con el recuerdo. Frenética, sacudiéndome, arriba y abajo, mis tetas rebotando contra su rostro... lo derribé para desplomarme sobre él, obligándolo a empujar duro y rápido, mordiéndole el hombro, arañándolo, cuando finalmente...

_No_miro en dirección a mis exabruptos. Su hombro está enrojecido, rasguñado ¡Ahhh!!! La ansiedad me hace moverme sobre mis pies. Estoy dolorida por la faena pero es extrañamente gratificante y cosquillosa.

Comenzaré a empacar. Es la única manera de eludir su penetrante mirada. Planeo largarme a primera hora, tal vez tenga que molestar a Astor ¿Me la debe?... ¿O se la debo?

– 1205 –

Toda la parafernalia romántica con velas me dice que planeaba despedirse de Tami hoy. Le gané por puesta de mano... Y no me quedaré para contemplar la segunda tanda que se dará con la gringa.

En El Bosque, ClementinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora