Capítulo 35

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Pim


Cargo un humor de mierda que no entiendo y no puedo manejar.

Pareciera que me cargo el frío europeo en el bolsillo. A pesar que estamos casi a 30 grados centígrados, un cielo despejado y la vegetación esplendorosa, no puedo dejar de sentirme envuelto en una densa neblina.

Me gusta Costa Rica y esta vez no tengo el corazón vacío. La tengo conmigo, más de lo que habría soñado hace un año. Y sin embargo, me siento profundamente deshabitado.

Dormimos como troncos hostiles y amanecemos enroscados. Nuestros cuerpos se buscan en la inconsciencia, aunque nuestros pensamientos estén librando una batalla campal y nuestras bocas manipulen las palabras para confundir.

Nuestra piel es fiel a la realidad, aquella con la que no aprendemos a convivir a gusto.

_¿Pero, qué haces?_refunfuña, liberando sus piernecitas de las mías.

_Eres tú la que deshaces.

¿No recuerda con cuántos tipos se ha besado?

Cuando uno pierde la cuenta es porque ha pasado tanto que se acabó el brillo. Se ha deslucido llevar la cuenta.

¿Ha tenido mejores? ¿Qué maldito lugar ocupo en el ranking?

Para mí ha sido el mejor de mi vida, si es que los que dejé atrás puedo considerarlos reales. Nunca tuvieron significado para mí, y ahora parece envolver tanto así como el mecreto de la propia existencia. Antes era el preludio del sexo, un indicio de lo bueno que podía irle a mi pene en una vagina, el despegue de un vuelo corto y básico. Apresurado, violento, carente de sabor porque se está pensando en maximizarlo en el placer del coito...

Adueñarme de su boca fue pisar tierras desconocidas y demasiado tentadoras. Quise que perdurara, creando un nuevo medidor de tiempo y espacio. Vibré cuando sus labios me probaron con frenesí, desbordé con la decisión de su lengua, el calor abrasador de su saliva, los sonidos traviesos

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y quejosos de su garganta, sus movimientos impacientes, su tacto jugando con mi piel...

La degusté como el ansioso primerizo adolescente que nunca pudo plasmarse hasta ella ¿Y los ha tenido mejores?

No ha dejado de tomar fotos y yo no he podido distraerme de sus pezones duros que no se esconden a través de la suma de tela.

¡Y sigo duro, a pesar que la calentura me la jaló en la ducha. Ana ha dejado las tenidas oversized (264), el Anorak...¡Cri-mi-nal!

Después del invierno de más allá y el infierno que pasamos ayer con pesados pantalones, ahora se pasea delante de mí en pequeños y descosidosshorts de jeans que me hacen sudar de una manera más incómoda aún.

Sus piernas bronceadas y torneadas me hacen salivar demás.

¡Y su culo!

Es un durazno maduro y apetitoso. Espigado, redondeado ¡Indecente! Su pequeña cintura hace un remate directo al arco.

¡Imposible que no me haga un gol!

El bividí amarillo la acaricia... ¡Sus tetas me están matando! Sin ser grandes tienen el tamaño perfecto para que mis manos las abarquen, jueguen con ellas... Ya juegan con ellas en mi descarada cabeza...

Cada rebote de las criminales es un golpe duro entre mis piernas. Todos los demonios están de su lado.
¿De dónde me sostengo?
Nunca me gustaron las petit ni el exceso de curvas inferiores.

En El Bosque, ClementinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora