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Desde lejos, Lance pudo identificar las perfectas botas negras que tanto le gustan ver junto con una camisa blanca, jeans negros ajustados y un delantal negro.

Sonrió, lo llamó y ordenó más cosas:

-Disculpa, Mullet, ¿podrías traerme un vaso de agua y un croissant, por favor?- Keith lo miró con desagrado, pero le sonrió y le pellizcó la oreja.

-Recuerda lo que te dije: te disculpas por llamarme así y haré otra cosa.- Se retiró con la cabeza alta y entró a la cocina para buscar lo que Lance le había pedido, mientras que él lo miraba entre embobado y confundido, con una sonrisa de enamorado.

Lance, ruborizado, regresó la mirada a su celular pensando en su siguiente jugada.
Keith le entregó el pedido y se sentó junto a él.

-Quiero que me digas algo- dijo con seriedad. Un escalofrío recorrió la nuca de Lance, y sus vellos se pusieron de punta.
Tragó duro.

-¿Q-qué quieres que te diga?- contestó Lance, con los nervios hasta la punta de los dedos, pero fingía que no sentía nada tomando un sorbo tranquilo de agua.

-¿Tú...sales con alguien?-Esa pregunta lo cambió todo por completo; Lance al principio no entendió la indirecta, y luego de unos  minutos de silencio, la captó y susurró:

-N-no, por ahora...-sus mejillas estaban tan rojas como tomates, quedó sorprendido con la siguient pregunta del pelinegro

-Quisieras...ya sabes...salir conmigo?

Mullet [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora