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Cuando terminaron de comer, esperaron un rato para ir a ver a Shiro. Para hacer tiempo, le preguntaron al líder de los arusianos si podría hacerles un Tour por el lugar.

Él, encantado, aceptó.

Tenían más energía que antes y, aunque necesitaban dormir, caminaron bastante. El lugar era muy grande. Había gente por todas partes, múltiples negocios decorando las calles y hasta música, que cobraba vida gracias a los arusianos que la bailaban.

El líder miró la hora en una pantalla que tenía en la muñeca y les dijo:

-Tenemos que regresar. Quizás el sabio ya curó a su amigo.

Ellos asintieron y volvieron a caminar. Un rato después, pasaron por donde el león quedó estacionado, y siguieron de largo.

Lance agarró la mano de Keith y las iba balanceando con cada paso que hacían. Había veces que veía su reflejo en algún vidrio y su sonrisa de imbécil se hacía más grande: se veían muy bien sus manos juntas, además de que los tonos de piel contrastaban.

Keith se veía un poco más feliz que antes. Le brillaban más los ojos, y, cuando sonreía, su cara se iluminaba.

Lance se preguntaba, emocionado, si él era la causa de eso.

Le acarició un dedo y Keith sonrió. Le sonrió devuelta aunque no lo haya visto. Le quedaba tan lindo sonreír, ¿por qué no lo hacía tan seguido?

-¿Ya estamos por llegar?- preguntó Pidge, harta. Quería dormir, y también quería que Keith se quede tranquilo sabiendo que su hermano estaba bien.

-Sí, es allá al frente- dijo el líder, señalando una tienda al final del camino.

Lance sintió cómo Keith se tensaba, además de que le apretó un poco más la mano.

-Ey- le dijo -, ¿qué pasa? ¿Estás nervioso?

Keith lo miró y rodeó los ojos.

-Obviamente. ¿Y si no pudieron curarlo y sólo perdimos el tiempo?

-Ah, Keith, ¿por qué dices eso? Ahora vamos a saberlo.

Keith apretó los labios y miró con cansancio al frente. Lance casi se choca la pared de la tienda por quedarse mirándolo.

-Por aquí- dijo el líder, entrando.

Los chicos lo siguieron hasta cuando ingresó más al fondo de la tienda, donde había una tenue luz amarilla y blanca.

-El sabio está terminando- anunció.

-¿Cómo lo sabe?- preguntó Keith, apretando un poco más la mano de Lance.

Él lo acarició, intentando calmarlo. Aunque sea no le dolía.

-¿Ven lo que hace? Esos movimientos son signos de que está por acabar su ritual.

Keith soltó, lentamente, la mano de Lance, acercándose a Shiro y notando que sus heridas habían desaparecido por completo. Faltaba que despierte.

Suspiró. No quería esperar más. Estaba muy nervioso.

Dedos delgados lo tomaron por la muñeca y lo jalaron hacia atrás.

-Ven aquí- susurró Lance, y lo agarró de la cintura.

Keith iba a suspirar molesto pero vio que los ojos de Shiro estaban comenzando a moverse debajo de sus párpados.

Empezó a dar señales de vida, y Keith sonrió aliviado. Sin que Lance lo suelte, volvió a acercarse.

Shiro abrió los ojos y miró a su alrededor, hasta que chocó con los ojos de su hermano.

-¿Dónde estoy?- dijo con voz ronca.

-Estamos en un planeta llamado Arus. Él te curó- respondió Keith, señalando al sabio.

Shiro se incorporó, se rascó la cabeza y vio a quién señalaba su hermano. Extendió su mano al mago, mostrando agradecimiento.

El arusiano lo miró confundido, frunciendo el ceño y mirando a los otros cuatro humanos en busca de una explicación.

-No va a lastimarte- intervino Lance -, está dándote las gracias por salvarlo.

El mago se aproximó y tomó su mano, a lo que Shiro comenzó a moverla muy despacio hacia arriba y abajo. Luego se soltaron lentamente y Shiro le sonrió, aún agradecido.

-¿Cómo te sientes?- preguntó Hunk, acercándose.

-Mejor que nunca, gracias por traerme aquí, creo que no iba a aguantar mucho más con esas heridas.

-Cuando te sientas cómodo, partiremos hacia la Tierra- dijo Lance, pasando su brazo derecho por los hombros de Keith.

-Está bien- contestó Shiro-. ¿Tienen ropa de más por casualidad?

Keith se separó de Lance y se sacó una mochila que traía consigo. Pidge lo miró confundida: ¿de dónde la sacó? ¿Hacía cuánto la tenía puesta?

El chico se la extendió y Shiro la agarró.

-Tiene ropa limpia.

-Gracias. ¿Durmieron?

-No- dijo Hunk.

-Bien, dormirán unas horas y luego nos iremos de vuelta a la Tierra- dijo Shiro, ganándose un asentimiento por parte de sus compañeros.

Se veían muy cansados. No vendrían mal un par de horas de sueño.

Mullet [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora