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Entraron en un salón apartado. Keith intentaba recordar el camino por si acaso, Lance iba al lado suyo mirando alrededor, Hunk iba abrazando a Pidge, y ella seguía furiosa aunque su amigo la tranquilizaba un poco.

Ingresaron completamente al lugar, y Kolivan se encaminó hacia donde un chico joven, de pelo castaño, estaba sentado frente a una mesa, quién sabe qué estaba escribiendo.

Los chicos frenaron y dejaron que Pidge se adelantara. Dio unos pasos hasta estar cerca del chico, y murmuró:

-Matt... ¿Eres tú?

El chico se irguió en su lugar y miró hacia atrás por encima de su hombro, viendo a Pidge de pie a unos pasos de él.

Giró completamente su cuerpo y se puso de pie, sonriendo.

-Hermanita... -Extendió sus brazos para que Pidge pudiera abrazarlo.

Ella sonrió y empezó a llorar, y se tiró a sus brazos.

-Has cambiado mucho desde la última vez que te vi, te ves como en el holograma que usaron para engañarnos- dijo Pidge, mirando de reojo a Kolivan y secando una de las tantas lágrimas que caían como cascadas por sus ojos.

Kolivan miró hacia otro lado, y Lance frunció el ceño.

-Han pasado muchas cosas... Pero no hay tiempo de explicar, deben irse ahora- contestó, agarrando a su hermana por los hombros y alejándola lentamente.

-¿Qué ocurre?- preguntó Keith, abrazando a Lance por la cintura.

-Van a atacarnos en cualquier momento, y aún no estamos listos, no quiero que estés en peligro Pidge, tampoco quiero que peligren tus amigos. Por eso deben irse ahora.

-No te dejaremos, ¿verdad?- respondió Pidge, mirando a sus compañeros.

-Claro que no- respondió Lance, apoyando su mano sobre la de Keith. No iba a mentir: estaba cagado hasta las patas, y tenerlo cerca lo calmaba. Era como que Keith siempre había sido su lugar de paz -. Nos iremos de aquí contigo- aseguró.

-Me temo que eso no será posible. Cuando Matt estuvo como prisionero en las naves Galra, obtuvo mucha información y puede sernos útil para su derrota. Deben entender que es por una buena causa, el universo depende de esta información- dijo Kolivan.

-Pidge, tú sabes muy bien que puedo cuidarme...- dijo Matt, acariciando la cara de su pequeña hermana, y secó varias lágrimas que continuaron cayendo -. Ve a la Tierra y dile a mamá y a papá que estoy a salvo y que volveré muy pronto. Lo prometo.

Pidge apretó los labios y volvió a abrazarlo.

- No quiero perderte de nuevo.

Matt rió con suavidad.

- No me perderás. Estaremos separados nada más- se alejó de ella, apoyó una rodilla en el piso y otra la dejó doblada. Agarró su pequeña mano y la apretó -. Voy a volver, en serio, Katie

Mullet [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora