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Siguieron volando durante varios minutos. Aunque iban a una velocidad increíble, según marcaba una pantalla a los costados de los botones.

Lance iba concentrado, mirando al frente, aunque aburrido. Cada tanto miraba por el reflejo del vidrio a Keith, quien acariciaba el pelo de su hermano y cada tanto le revisaba las heridas.

Hubo un momento en el que se levantó, buscó un botiquín de primeros auxilios, y le puso una venda a un corte que había en su brazo. También, cada tanto Shiro se movía incómodo, como si tuviese pesadillas, y Keith le susurraba que estaba todo bien y que estaba con él.

Cada vez que Lance veía eso, sonreía. Se veía muy tierno cuidando así de alguien mayor a él.

Ver esos gestos le hicieron pensar en su familia. ¿Cómo estarán? ¿Estarán bien? ¿Lo extrañarán? ¿Le echarán de menos?

Él esperaba que sí, porque les extrañaba, mucho. Evitaba pensar en ellos pero no podía, al fin y al cabo son las personas más importantes que él tiene en la Tierra.

Cuando volviera, ¿lo iban a saludar con abrazos? ¿Iban a festejar su valentía?

¿Iban a aceptar a Keith? ¿Iban a aceptarlo siquiera?

Movió la cabeza, intentado sacar esas ideas de su mente, y miró a Keith por el reflejo, otra vez. Él seguía acariciando el pelo blanco de su hermano, aunque se le cerraban los ojos y sus movimientos eran cada vez más y más lentos.

Miró más allá del vidrio, y vio el planeta. Era un punto pastel entre toda la negrura del espacio.

-Chicos, ya estamos llegando- murmuró, para no despertar a Shiro.

Keith se refregó los ojos y bostezó.

-Enhorabuena.

Lance, al no escuchar ninguna respuesta por parte de Pidge y Hunk, supo que estaban dormidos. Así que guardó silencio y fue revisando los controles hasta que tuvieron al planeta debajo suyo.

Descendieron lentamente. Según el radar, aquel planeta se llamaba Arus.

Ni bien el león frenó, varios arusianos rodearon la nave, buscando defenderse, pero rápidamente Lance activó el altavoz para intentar calmarlos.

-Venimos en paz, sólo necesitamos algo de comida y reposo. Traemos un herido, necesitamos curarlo. Necesitamos su ayuda- dijo, casi que con súplica. Estaba agotado y necesitaba descansar.

Los arusianos se alejaron de la nave, y Lance abrió una de las salidas de la nave.

-Chicos, vamos, ya llegamos- dijo, luego de levantarse de su asiento y moviendo levemente los hombros de Pidge y Hunk.

Ambos bostezaron y se rascaron los ojos, y Keith intentó levantar a su hermano.

-Necesito ayuda- dijo con pesadez.

Lance fue hasta él y agarró el otro brazo de Shiro, dividiendo su peso entre ellos.

-Déjame, yo le ayudo- dijo Hunk, tomando el lugar de Keith.

Lance abrió el resto de las puertas con anticipación. Shiro era cargado por su hermano y por Hunk, y Pidge iba atrás cerrando todas las puertas.

Una vez abajo, Lance hizo una pequeña reverencia.

-Muchas gracias por dejarnos aterrizar aquí- dijo, extendiendo su mano a quien parecía ser el líder.

-No hay de qué, guerreros- dijo el señor. Era más bajo que ellos y su piel era amarilla.

-¿Guerreros?- preguntó Keith, rascándose el mentón con la mano libre.

-Oímos sobre sus hazañas en Altea, sólo que no reconocimos la nave al llegar.- Señaló al león.

-Genial. Muchas gracias- habló Pidge, poniéndose adelante de Keith -. Disculpe, ¿dónde podemos dejar a nuestro amigo? Él es el herido.

-Por favor, ¡por aquí, por aquí!- dijo, haciendo gestos con una mano. Los arusianos hicieron un pasillo y pasaron dos habitantes sosteniendo una camilla.

Keith soltó con cuidado a Shiro y Hunk se encargó de subirlo bien. Luego de eso, el líder les dijo que llamarían a un brujo, un curador de todos los males.

-Él es el sabio; él curará a su amigo. Mientras tanto, síganme, les daremos un banquete especial.

Los chicos lo siguieron, aunque Keith prefería quedarse con su hermano en vez de disfrutar una comida en paz.

Lance puso la mano en su espalda baja y lo hizo caminar al lado suyo.

Entraron a una especie de comedor, donde había varios arusianos sentados, hablando y comiendo.

-Por aquí.- Los ubicó en una pequeña mesa, y ordenó que les lleven comida. Cuando apareció, dijo:- Este de aquí es el platillo más famoso de nuestro chef, un manjar de dioses, pruébenlo.

Dieron todos un bocado a la masa amarillenta que les pusieron al frente, y quedaron atónitos con su sabor, era tan exquisito, y su textura era, literalmente, de otro mundo.

-¡La mejor comida que he probado en años!- gritó Hunk, tomando otro bocado.

Lance miró de reojo a Keith, quien jugaba un poco con su comida. Le agarró la mano y la acarició debajo de la mesa.

-Keith, ¿te encuentras bien? ¿No te gustó la comida?

-¿Ah? Uh, sí, sí me gustó, es sólo que... Bueno, estoy preocupado por Shiro, ya sabes...

Lance le regaló una sonrisa, intentando contagiarle seguridad. Recibió una caricia por parte de Keith y dijo:

-No te preocupes, él es un guerrero, al igual que tú. No pasará nada, él no se rinde tan fácilmente- dijo, sin poder resistirse a abrazarlo y dándole un pequeño beso en los labios.

Mullet [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora