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-¡Diablos!- gritó Lance desde el asiento, viendo al suelo -. No sé dónde aterrizar.

-¿Qué tal si lo dejas en donde lo encontramos?- dijo Hunk, levantando un poco la cabeza del abrazo con Pidge y Shiro.

-Uh... No recuerdo dónde lo encontramos- confesó con pena, haciéndose chiquito en su lugar.

Keith suspiró, y Hunk lo miró serio.

-Bien, entonces no sé dónde podemos dejarlo- contestó.

-¿Acaso tú recuerdas dónde lo encontramos?- le reprochó el piloto.

Hunk se encogió de hombros, restándole importancia.

Lance lo miró de soslayo y volvió a mirar al frente, tomando los controles.

-Mierda- soltó en un suspiro.

Keith le apretó el hombro, como si sirviera de algo, aunque en realidad estaba conteniendo sus ganas de gritarles que recuerden dónde mierda lo encontraron.

Se tragó sus quejas. Tenía que agradecerles por haber ido a buscarles, a él y a Shiro, por una parte del universo.

Mentiría si dijera que no estaba sorprendido de ellos y su valentía. No esperaba que construyan un aparato para poder buscarlos.

Realmente estaba agradecido, y lo que menos quería era desatar más problemas.

Lance ahogó un grito.

-Esto... ¡No puedo controlarlo!- dijo, forcejeando con el manubrio.

Keith se inclinó a uno de los extremos, intentando moverlo. Pero nada, seguía moviéndose por su cuenta.

- Oh, vamos- se quejó entre dientes.

-¿Qué pasa?- preguntó Shiro, poniéndose de pie y alejándose de una Pidge hecha bolita.

-¡Esto se maneja por su cuenta, no puedo moverlo!- dijo Lance, sumido en el pánico.

-Ey, amigo, tranquilo- le ordenó Hunk, bajando las palmas de las manos, lentamente, como si pudiera bajar el estrés de Lance solamente jugando con el aire -. La nave debe saber qué está haciendo.

-Pero...

-Lance, Hunk tiene razón: es una tecnología muy inteligente como para que se resista a su piloto. Si se maneja por su cuenta, es por algo- dijo Shiro, haciendo que Lance guarde silencio y mire al frente.

-B-Bueno... Eso espero- susurró.

La cabina quedó sumida en el silencio.

Shiro se apartó del piloto y volvió con Pidge, sentándose en el suelo y apoyando la espalda contra la pared, mirándola de reojo.

Ella se acostó, aún hecha bolita, y apoyó la cabeza en sus muslos.

-¿Falta poco?- susurró con la voz rota.

El mayor le acarició la cabeza.

-Sí, pequeña.

Ella no contestó, y Shiro supo, un rato después, que se había dormido gracias a su respiración pausada. Continuó acariciando su cabello: era corto pero había mucha cantidad, además de que era grueso y suave.

Acarició desde las raíces hasta las puntas varias veces, cada vez más despacio, hasta que su mano quedó apoyada en la cabecita sobre sus piernas, moviendo sólo el dedo pulgar.

Mientras tanto, Hunk intentaba mantener a Lance bajo control, y Keith miraba la superficie con deseo y anhelo por pisarla.

Luego de un rato, la nave empezó a bajar.

Mullet [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora